9 de enero de 1960

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El Potterverso es de Rowling


— Aquí tiene a su bebé, señora Snape. Es un niño algo pequeñito, pero muy sano. — la sanadora depositó al bebé envuelto en una manta blanca a la mujer pelinegra tendida en la cama.

Eileen sostuvo en sus brazos al bebé y le miró con una enorme sonrisa pese al agotamiento por las horas de parto.

El bebé estaba algo sonrosado y la sanadora tenía razón. Era pequeñito y algo flaco, pero a ella le pareció hermoso. Se fijó en que había heredado su pelo negro y no el castaño de Tobias. El pelo de los Prince. Y también sus labios finos. Se fijó en la nariz puntiaguda del niño. La nariz aguileña de Tobias. Heredara de los Snape.

Quizás antes de revelarle a su marido que era bruja, se habría alegrado de que su bebé fuera una perfecta combinación de ambos. Pero ahora, después de que Tobias empezara a maltratarla y haber llevado el peor embarazo de la historia del mundo mágico y muggle con el riesgo de perder a su bebé... No estaba muy feliz de que el pequeño tuviera rasgos de su marido.

Apartó un poco la manta que le cubría la carita. Aún no había abierto los ojos. La bruja deseaba que el bebé la mirase. No solo para ver si eran los ojos marrones de su marido o los negros de ella los que tendría su bebé, sino para ver cómo era la mirada del pequeño. Para ella los ojos reflejaban el alma de la persona, siempre que conocía a alguien lo primero en que se fijaba era en sus ojos...

El bebé abrió los ojos y la miró. Fue como si la mirada del niño la atravesara.

Eran completamente negros, como los suyos. Y reflejaban un brillo de vivacidad en ellos, como si quisiera explorar todo lo que ocurría a su alrededor...

Ese niño le devolvió las ganas de vivir y salir adelante que había perdido.

Puede que Eileen hubiera perdido a sus amigos del mundo mágico, les envió muchas cartas durante su embarazo, pero jamás le respondieron; a su familia, porque la desheredaron; a su marido, al saber que era una bruja. Pero había ganado un hijo. Tenía que salir adelante por esa pequeña criatura. Solo se tenían el uno al otro.

— Señora — la llamó la sanadora — necesitamos saber el nombre del niño.

— Severus. Severus Tobias. — contestó Eileen.

Siempre dijo que si algún día tenía un hijo le pondría Severus. También quería seguir la tradición del mundo mágico de poner de segundo nombre al hijo primogénito el nombre de su padre. Podría haber elegido Derneq, en honor a Derneq Prince, su padre. Pero Eileen siempre tuvo una relación complicada con él. Ni loca le pondría su nombre a su hijo.

Quizá su hijo le daría un significado diferente al nombre de Tobias.


En un principio, este capítulo no estaba planeado. Pero todo cumpleaños empieza con un nacimiento.

Hasta la próxima

Los cumpleaños más importantes de la vida de SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora