Cherry lips, crystal skies

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-Hola -dijo Trunks de pie en el umbral de la puerta, un poco inquieto-. ¿Sabes? El teléfono de mi habitación se averió y necesito llamar a mi novia, Hibiki. ¿Me prestas el teléfono, por favor?

La chica permaneció inmóvil sin saber que decir, le pareció extraño que aquel chico de melena sedosa y brillante color morado, tocara la puerta de su habitación como si nada. No sabía quién era, nunca lo había visto en su vida. No es común que alguien toque tu puerta pidiendo el teléfono como si nada, ¿verdad?

-Claro... -atinó a decir la inquilina con el semblante confundido- Adelante.

-¡Muchas gracias! ¡Que Kamisama te lo pague! -exclamó juntando sus manos.

La chica le miró extrañada, nunca había escuchado ese nombre antes.

Trunks se demoró veinte minutos en hablar con su prometida Hibiki, en ese lapso de tiempo, la desconocida y gentil chica que le había prestado el teléfono al pelilila; tomó asiento en un sofá color ladrillo decorado por unos hermosos cuadros de Van Gogh en la parte superior. Acto seguido, agarró una revista que yacía sobre una mesita de vidrio, para ojear si había algo interesante en los artículos de moda y belleza.

De pronto escuchó unos pasos acercarse a ella, dejó la revista a un lado asustada. ¡Que tonta ha sido! ¿Por qué no ha escapado durante todo este rato? Ese chico podría ser un asesino en serie, un secuestrador, o alguien peor. Sin embargo, su mirada gentil y sus ojos brillosos le hacían creer todo lo contrario.

-Oye, enserio gracias por prestarme tu teléfono -dijo el chico de mirada dulce rascando su nuca- No sé que habría hecho sin ti. 

La chica de piel lechosa y cabello azabache como el carbón, asintió con la mirada, seguidamente tragó saliva con los nervios hecho punta.

Trunks lo único que supo de aquella misteriosa, y tierna chica de cabello negro y ojos rasgados, fue su nombre:

Kim Dahyun, veinticuatro años de edad.

~•~

En la ciudad Ginger yacía un día amargo y nublado, habían pasado cinco días desde que Trunks llamó por última vez a Hibiki, quien en ese lapso de tiempo se sentía sola y abandonada. Tenía todo a su favor, comida, un gran televisor, juegos de mesa y todo lo que alguien podría desear, pero lo único que faltaba era el amor de su vida, Trunks Brief. La chica de cabellos negros creía ingenuamente que su prometido la había abandonado. Pero estaba muy equivocada.

Esa misma mañana de domingo Trunks llegó a la cabaña sorpresivamente.

-¡Hey! -habló el muchacho cerrando la puerta por detrás, seguidamente dejó unos paquetes envueltos en papel celofán sobre una mesa-. ¡Cariño, te extrañé tanto!

Se acercó a ella, la agarró de la cintura y quiso besar su mejilla, pero la pelinegra corrió su rostro con cierto enojo. El pelilila frunció el ceño, confundido.

-¿Pasó algo?

-No, nada -mintió, él la conocía perfectamente.

-Hibiki, cariño, me desaparezco unos días ¿Y así me recibes? -se molestó, la chica pudo notarlo en su rostro. Él solía ser una persona muy carismática al igual que ella, eran como dos gotas de agua. Tan iguales como dos gemelos.

-¡Soy un idiota! No pude llamarte los dias restantes, estaba muy ocupado, ¡Lo juro! -admitió con la voz exaltada.

La chica soltó un bufido.

-Algo me dice que hay algo de mentira en eso.

-¡También bebí, bebí mucho! ¿Me perdonas, por favor? -dijo juntando sus manos en señal de súplica- juro que nunca más viajaré a otro lugar que no sea sin ti.

Futuro Diferente《Trunks Del Futuro》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora