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Akashi Seijuro x Female Reader
Desde que (T/a) (T/n) había entrado a Teiko había estado escuchado muchos rumores distintos, sin embargo, solo hubo uno que llamo su atención, el invencible Akashi.
Akashi Seijuro no solamente era conocido por ser el número uno en cuanto calificaciones, sino también porque era un jugador experto de Shogi. No había nadie en la escuela que pudiera vencerlo, era el mejor.
A (T/n) siempre le había gustado el juego. Y ella sabía algo, era buena, muy buena. Le gustaba medirse jugando con diferentes personas, por lo que había comprobado con hechos que a ella se le daba muy bien ese juego de estrategia.
La chica siempre había sido buena para idear estrategias. Desde pequeña la gente podía notar eso, en pocas palabras era una niña genio.
A (T/n) no le gustaba mucho el apodo. Tampoco es que disfrutara de que le dijeran así pero era cierto. Su cerebro y razonamiento eran diferentes a los de los demás desde que era una niña. Tanto así que muchas veces le propusieron saltarse algunos grados, cosa que ella rechazó. Quería vivir una vida normal, tener amigos de su edad, no saltarse una etapa de su vida queriéndose adelantar a otra, prefería que las cosas fluyeran con normalidad.
Por eso es que había empezado desde cero. Una nueva etapa, una nueva escuela. Claro que por ser "nueva", no se contendría en lo absoluto. Ella planeaba seguir sacando buenas calificaciones y no le importaba si superaba o no a ese tal Akashi.
Pero a pesar de todo eso, siempre vivía con esa duda.
—¿Será el mejor que yo?
Después de solo dos semanas en la escuela no lo pudo aguantar más y decidió actuar.
Un día cualquiera se dirigió a ese salón, ese salón en el que siempre estaba él jugando. Como no iba a saber dónde era, siempre se armaba un alboroto ahí cuando el pelirrojo estaba jugando contra alguien.
Entró y lo encontró literalmente acabando con un chico pelinegro. Solo le bastó mirar unos segundos el tablero para saber que ya no había esperanza.
El chico salió de ahí cabizbajo. Era claro, literalmente lo habían humillado.
Todos estaban felicitando a Akashi, quien sonreía como si no hubiera hecho la gran cosa.
Ya que (T/n) vio que nadie parecía querer tomar el lugar vacío decidió acercarse y pronunció unas simples palabras.
—¿Puedo jugar?
La vista del pelirrojo se puso en la chica mientras la observaba durante algunos segundos.
—Claro. Tome asiento— sonrió amable.
La chica de ojos azules asintió y se sentó. También procedió a aplanar su falda cuando se dio cuenta que estaba un poco arrugada.
—¿Cuál es su nombre señorita?— preguntó educadamente el chico.
