Capítulo 18

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Me levanté temprano; debía desayunar bien para luego ir a mi prueba. Era una hora antes de entrar a clases, o sea, a las 8 de la mañana, debía estar ya en la escuela. Esto fue muy complicado para mí; tenía un montón de sueño, no había dormido muy bien estos días, pues estuve pensando mucho en Ángel. Aun así, debía centrarme más en esta prueba. Fui por mi mochila y otra con mi uniforme.

Al llegar a la escuela, el director me estaba esperando. Aún no llegaba la persona que me iba a calificar mi trabajo.

—Buenos días, tu traje de baño está en el casillero número 5. Por favor, no vayas a tardar mucho.

—Buenos días, director. Claro, iré a vestirme. No tardaré —sonreí y entré a los vestidores.

Busqué el casillero número 5 y agarré el traje de baño. Al parecer, ya puesto, era de mi medida. Al verme en un espejo, me sentí algo incómoda. Ahora recordaba por qué razón había dejado la natación. Agarré una toalla y rápidamente me cubrí mi cuerpo, me puse la gorra y mis gafas. Ya lista, salí a la alberca.

—Okey, Ashly, quiero que hagas un cien completo. ¿Sabes qué es eso?

—Claro —era obvio; todos deberían saber eso.

—Bien, hazlo y te tomaré el tiempo. Hazlo primero despacio para entrar en calor, y luego harás otro para así poder comparar. Eso significa que deberás hacer dos 100 completos. Te voy a evaluar cada movimiento que hagas, ¿okay?

—Okay, entiendo.

—Bien, ahora ve y deberás de hacerlo claramente con un clavado. Veré también la postura. Adelante.

Asentí y fui a la plataforma para así aventarme un clavado de flecha y comenzar con el circuito. El primero lo hice despacio, para así no lastimarme; el segundo le metí algo de velocidad, pero no tanta para así guardar energía.

Al terminarlo, salí de la alberca y vi al señor que me estaba evaluando. Unos nervios me invadieron por completo; tenía miedo de no quedar en este trabajo.

—¿Cuántos años llevas en esto?

—Desde los 7 años.

—Se podría decir que más de 11 años... bien, al parecer pasaste por buenos profesores. Debo hablar con tu director y supongo él te dará una respuesta pronto —sonreí y miré a mí alrededor; no había nadie más que él y yo— Nos vemos, señorita. Suerte en sus clases.

—Muchas gracias.

Sonreí ampliamente; creo que sí tenía muchas ventajas de quedar como instructora.

Fui a los vestidores para así ponerme mi uniforme y bañarme. Había extrañado mucho estar en el agua, y considero que lo iba a disfrutar demasiado, aunque sea por fuera.

Todo esto me entusiasmaba demasiado. Hace un tiempo había dejado la natación porque el instructor me acosó. Me hizo sentir muy insegura de mí misma, y siempre me ha costado mucho enseñar parte de mi cuerpo.

Desde ese momento, yo deje de usar faldas, shorts, blusas con manga corta, y todo lo que sea corto, deje de usarlo por miedo a que gente como él me siguiera acosando.

Mi mamá me insistía en que regresara, pero yo no podía volver a algún lugar así. Siempre iba con ese miedo de que algún instructor pudiera hacerme algo. Una vez se lo conté, pero nunca me creyó. Pensaba que estaba exagerando las cosas cuando no era así.

Llegué a ser de las últimas en terminarme de arreglar, y siempre me lo encontraba saliendo de los vestidores. Me decía comentarios tan asquerosos, hasta que un día decidí por fin salirme de todo lo que tenía que ver con nadar.

Descuidé mucho mi cuerpo y mi condición física, pero prefería eso a pisar el agua otra vez. Pero aquí estaba, saliendo del agua.

Y es que se me había olvidado por completo qué se sentía estar en el agua. Era una sensación tan linda, pues sentía cómo mi cuerpo se relajaba al momento de flotar. Todo eso lo había olvidado por un gran idiota.

Perdí mucho tiempo por miedo a gente estúpida, y ya no quería que me atormentara eso. Quería superarlo, y meterme hoy a nadar era un gran paso que ya había dado.

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