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Ángel.
Al momento que Ash se fue de la cocina, comencé a enfadarme. No podía creer que la había corrido así porque sí.
—Así que ahora dejas que las chicas se queden a dormir en tu departamento.
—¿Qué...?
—Esa clase de chicas no te convienen, hijo. Solo son unas interesadas. Si no es por dinero, solo es por placer.
—¿Qué quieres dar a entender sobre Ash?
—Que gastes mi dinero en otra cosa, o en otra persona que de verdad lo valga.
—Eres un idiota. Ella no está aquí por dinero. No la encontré en una esquina necesitada, así que por favor te pido que no te expreses así de ella.
—Como quieras, hijo, pero bueno, confiaré en que no le estés dando mi dinero solo por placer. Pero ignoremos a esa chica insignificante. Quiero hablar de tu madre.
—Que parte no entendiste, padre. Te dije que no me interesa... —me interrumpió.
—Ella está muerta, Ángel.
Esas palabras me dejaron mudo. No supe qué decir o cómo reaccionar. Un simple susurro salió de mi boca.
—Sí, ella se suicidó por el dinero que el juez...
—Es tu culpa.
—No, no es mi culpa. Seguro es tuya.
—Ella me abandonó. Tú le trajiste problemas a su vida...
—Pues si el mayor problema siempre fuiste tú, pero no es mi culpa que tu madre no pueda mantenerte.
—Mi madre me mantuvo más de 4 años sin tu ayuda.
—Y mira cómo acabó.
—Vete de aquí.
—No, ella te dejó una casa y necesito que la pongas a mi nombre.
—No haré eso, ni loco.
—Hazlo.
—No, vete de mi casa.
—Solo quiero que dejes esa maldita casa a mi nombre. Yo la compré y no me quieren respetar eso.
—No es mi problema. Si la puso a mi nombre, es mía, no tuya. ¿No te basta con todo lo que tienes? Ya arruinaste su vida, y ahora la mía, no sé qué más quieres, tienes todo.
—No sabes ni qué dices. Tú arruinaste todo. Por tu maldita culpa tuve que estar con tu madre.
—No es mi culpa de un maldito error que cometiste, salí de ti. Fue tu culpa.
—La culpa la tiene tu madre por abrir esas piernas —no pude más y le solté un puñetazo en su rostro; sé que mi madre no era la mejor conmigo, pero no iba a permitir que hablara así de ella.
—No hables de esa forma de ella.
—Hablaremos cuando estés más tranquilo, adiós.
Se fue de la cocina muy enojado. Yo, del enojo, comencé a llorar. No podía creer que mi madre estaba muerta. No podía ser cierto. Si me abandonó, no era para que ella se muriera, o mejor dicho, se matara.
Todo rastro de enojo hacia ella se esfumó en un instante. Ella dio todo por mí, me dejó, pero supongo lo hizo para que pudiera ser más fuerte y me dieran lo que no pudo darme eso, quería pensar que ese había sido el motivo.
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Más Que Sueños
Ficção Adolescente➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ Los sueños son recuerdos de otras vidas, o eso es lo que muchos piensan. Y claro, en cierto punto era correcto, pero también había sueños que eran mensajes de nosotros mismos. Sí, de nosotros mismos. Sonará tonto, pero así le...