Capitulo 47

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Me desperté algo agitada. ¿Eso había sido otra señal? No, no creo, eso ya lo había dejado a un lado. Yo ya estaba bastante bien con Ángel, y eso era lo que importaba ahora mismo.

Miré a mi lado y él estaba dormido. Una sonrisa salió de mi boca. ¿En verdad me haría falta una amiga? De verdad quiero intentarlo con Ángel, pero Mon se interpone mucho en nuestra relación. Ángel claramente no puede estar conmigo si su amiga me odia, o capaz sí, pero todos vamos al mismo colegio y lo mejor es que seamos todos amigos.

Si debía hablar con ella y decirle lo que realmente siento con respecto a su amigo, y esperar que todo esté bien y ella lo acepte.

Decidí levantarme para caminar o hacer algo mientras que Ángel se despertaba. Hacer el desayuno era una buena opción. Fui a la cocina y al ver su refrigerador vacío suspiré; claro, este hombre pedía su cena por teléfono. No me sorprendía que pidiera todas las comidas de esta manera.

Pero tenía lo esencial para hacer unos hot cakes, y vaya, al parecer, nunca usó aquella harina. Comencé a hacer la mezcla; fue fácil, así que puse los platos y la lechera afuera para que se pudieran utilizar. Prendí la estufa y comencé a prepararlos. Algunos me salieron deformes, pero lo importante era la intención...

Mientras esperaba que se cociera un hot cake, sonó el timbre de la casa. Supongo que Ángel no iría a abrir la puerta, ya que seguía muy ocupado durmiendo.

Le bajé la flama a la estufa y salí de la cocina para ir a abrir la puerta.

Cuando la abrí, me sorprendió ver a un señor parado.

—Oh, veo que mi hijo tiene visitas...

—Hola...

¿Hijo?, ¿su papá? No entendía qué estaba pasando; Ángel no me había dicho que vendría su padre.

—Bueno, veo que no te comentó que vendría.

Y no, no lo hizo.

—Pase, ammm...

—¿Dónde está?

—Él... bueno, estaba dormido. Seguro que ya se ha terminado de arreglar. Pase a la cocina y claro, eh, le encargo el hot cake para que no se queme. Déjeme ir a ver qué es lo que hace. No tardo.

Entré a la sala y, como sospechaba, Ángel estaba aún dormido.

—¡Ángel! —lo comencé a mover hasta que despertó.

—¿Qué pasa?

—Tu papá está en la cocina. No me dijiste que iba a venir.

—Ah, cierto —se talló sus ojos—. Dile que se vaya, que estoy ocupado.

—¿No irás a hablar con él?

—No tengo ganas.

—Ángel, ve con él.

—Agh, pero es que él nunca avisa antes de venir.

Se levantó y fue a la entrada, lo cual vio a su papá en la cocina volteando los hot cakes, genial.

—Vaya, yo creí que estabas vistiéndote.

—Porque no avisas antes de venir.

—Bueno, según yo, teníamos esta visita ya programada, y claro, te mandé un par de mensajes, pero no me respondiste.

—Como sea, puedes venir otro día...

—No puedo venir otro día, necesito hablar a solas sobre tu mamá.

—Lo que me tengas que decir de ella no me interesa...

—Me dijiste que necesitabas verla...

—Ya no, no quiero saber nada de ella, ni de ti, así que vete.

—¿Y cómo le harás para vivir?

—Eso te lo pregunto a ti, porque por obligación debes pagarme todo hasta que yo me gradúe, y no lo dije ni yo ni mi madre.

—No voy a hablar contigo hasta que tu visita se vaya.

—Yo perdón, con permiso.

—No le hagas caso, Ash, puedes quedarte.

—Es que siento que estorbo y la verdad no quiero estorbar, así que mejor vengo después.

—Muy bien, señorita, vaya.

Salí de la cocina algo avergonzada y fui al sillón para acomodar todo el desorden. Ese momento fue bastante incómodo y muy tenso. Creí que su papá se había divorciado de su mamá hace años, y él se quedó con su mamá. No entiendo por qué ahora no quiere saber nada de ella.

Estuve un rato en mi celular mirando Instagram, pasó como media hora o incluso supongo que fue menos, pero para mí fue eterno estar esperando. No me fui de aquí porque sentía que algo estaba mal y Ángel me necesitaba, por eso mismo me quedé.

Al ver la puerta de la cocina abrirse, vi a su papá muy enojado caminando hacia la puerta; ni siquiera se molestó en verme, solo se fue azotando la puerta.

Me levanté del sillón y fui a la cocina. Al entrar vi a este Ángel sentado en la mesa, cubriendo su rostro con sus manos. ¿Estaba llorando?

—Ángel... ¿Estás bien?

No dijo nada, alzó su vista y al verme se levantó para abrazarme. Se lo acepté luego, luego y comencé a sobarle su espalda para que se calmara, pero pasó todo lo contrario, ya que estalló en llanto. No sé qué había pasado, pero nunca pensé que estuviera así. 

La última vez que lo vi llorando fue porque reprobó un examen. Siempre fue sensible, pero nunca lo vi así.

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Más Que SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora