- ¿Entonces yo...?
- Sólo te pedimos que no uses el Fuego a menos que sea estrictamente necesario... - pidió Kunzite.
- Endymion nunca lo hizo... y no sabemos qué nivel de intensidad tenga ahora que tú lo tienes todo...
- ¿Podría ser equiparable al mío? – preguntó Rei.
Jaedite se rió junto con los otros generales.
- Amor mío, créeme, el Fuego de Seiya, el Agua de Yaten y el Aire de Taiki no son equiparables a sus poderes.
- Sus poderes ya están determinados... dijo Zoisite mientras abandonaba a Amy con una caricia. Los de los lords son moldeables. Por eso Kunzite dijo que podían combinarse con los nuestros.
- ¡Por favor! Soy una outer. ¡No me vas a venir a decir a mí, que el viento me habla, se pliega a favor de éste! – rugió Haruka.
- Te olvidas de una cosa. – interrumpió Helios. – Tú eres de la corte lunar. Él es de la corte terrenal.
Haruka sólo bufó.
- Bien, sólo hay una manera de revisar esto y creo que en cualquier momento podrían atacarnos. ¿De verdad crees que podríamos dejar todo devastado si empezamos a combinar poderes?
- Sí. – contestó Helios.
- Vamos a las afueras... conozco el sitio ideal.
- ¿Dónde? Todo mundo se daría cuenta... - dijo Amy.
- Vamos a Fukushima. Nadie va ahí.
S&S
Haruka se llevó con ella en su auto a Setsuna, Hotaru Kakyuu con la bebé y a Helios. Michiru usó el Audi Rojo que le había regalado Haruka y llevó a Nephrite y Lita, Rei y Jaedite. Pero en la camioneta de Three Lights que era bastante grande, subieron Serena y Seiya, hasta atrás Zoisite, Amy y Taiki. En medio, Kunzite, Mina y Yaten que sin importar que no habían bajado los vidrios, comenzó a fumarse un mentolado con tanta furia que apenas estaban arrancando, ya se lo había terminado. Iba a fumarse otro pero Seiya intervino.
- ¿Vas a compartirlos o sólo son para ti? Además están las chicas...
- ¿Te molesta Serena? – preguntó Yaten cínicamente. - ¿Amy? – la peliazul, que no podía ni respirar, negó con la cabeza. - ¿Mina?
- De hecho... ¿me regalas uno? – Mina lo miró con súplica y nerviosismo.
Yaten se sorprendió. No cabía duda que ahí seguía su chica. Sí. "Su" chica. Le ofreció la cajetilla pero Kunzite le sacó el cigarro y no supo de dónde demonios se lo prendió a Mina.
- Listo. No vayas a ahogarte...
- Serena... - Mina miró a su amiga. Serena podía sentir el ambiente. Sabía que en cualquier momento Yaten iba a explotar y le pidió a Seiya.
- Oríllate.
- ¿Qué?
- ¡Que te orilles o nunca vamos a llegar a Fukushima!
Seiya obedeció. Yaten fue el primero en bajarse y prender otro cigarro. Pateaba las piedras y de pronto vio que no había nada. Se habían orillado en un lugar donde no había algo que pudiese destrozar. Y harto por la situación, de saber que había un prometido de la nada y que ahora su vida había dado un giro de 180 grados, gritó.
- ¡Agua!
- Demonios, esperaba que no llegara a eso... - dijo Kunzite cuando vio que de la mano de Yaten, ríos de agua se creaban y con los giros de su mano creaba remolinos, cascadas y el mismo platinado se sorprendio ante lo que estaba saliendo de sí mismo. De pronto, Kunzite le gritó.
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Dos Lunas
ФанфикNadie se enteró que existían dos lunas, dos herederas, dos príncipes. Sólo unos pocos testigos de lo ocurrido y una terrible venganza que desembocó en terribles acontecimientos que llevaron a Serena Tsukino, Sailor Moon, a cuestionarse si en verdad...