La batalla final

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Los Cuatro Generales estaban atónitos. Por haber estado protegiendo a Darien habían olvidado proteger al Príncipe menor. Kunzite intentó correr mientras los demás trataban de reanimar a Endymion que seguía chamuscado. Jaedite supo que Kunzite no lo lograría.

Sailor Plut yacía muerta en los brazos de Uranus y Neptune. Hotaru lloraba desconsolada y había arrojado su alabarda de muerte. Haruka le reclamaba a Setsuna el porqué había tomado semejante decisión. Setsuna ya no tenía su traje de sailor scout. Michiru contenía las ganas de gritar y de tratar de volver a la vida a su amiga eterna. Pero Setsuna, la ya muerta Sailor del Tiempo, tenía un dejo de paz en su rostro.

La que una vez había sido Sailor Galaxia, comenzó a llorar amargamente. Sus recuerdos de siglos atrás, de una hermana apodada "La Ninfa", se acumularon en su mente. ¿Cuántas vidas habían pasado para que ella reencarnara y además, como una enemiga? ¿Por qué? Se llevó las manos a la cabeza con desesperación al ver el cuerpo inerte de aquella que había renunciado para que ella se convirtiera en alguien mejor.

Kakyuu, después de haber ejecutado la curación lunar dos veces, se sentía mucho mejor. Vio el cetro de Plut, olvidado entre lágrimas y se acercó a la nueva sailor del Tiempo.

- Supongo que debo seguir llamándote Setsuna... Toma tu cetro y haz algo.

Galaxia iba a rechazarlo cuando las inner, a coro, gritaron.

- ¡No!

- ¿Qué es lo que Serena pretende hacer?

Serena le había pedido el cristal de plata a Kakyuu y corría a toda velocidad, en un ataque casi suicida hacia el Gran Sabio. Taiki gritó pero se encontraba lejos, junto a Yaten, cuando vio que Seiya iba a alcanzarla.

- ¡Détenlo Yaten!

- ¡No puedo, estoy muy lejos!

Y de pronto, se oyó la palabra que todo mundo quería evitar a toda costa. Seiya había alcanzado a Serena y había gritado "Fuego". De las manos, dedos y de la frente de Seiya, como si de un símbolo se tratara, las llamas empezaron a fluir de una manera esplendorosa y brutal. Primero eran azules, luego rojas, después naranjas, hasta terminar en un amarillo intenso, casi dorado que empezaba a cubrirlo a él, a Serena y al Gran Sabio. Empezó a chamuscar su cabello negro, el dorado de Serena, y la capa del enemigo cuando Seiya sintió una explosión dentro de sí y de su espalda salió más fuego atroz para destruirlo todo. Uranus, que fue la que más se acercó, perdió la vista al quemarse las pestañas y ya todo estaba por sucumbir.

- ¡Seiya! – gritó Serena desesperada.

- ¡Bombón! – gritó Seiya cuando sintió que estaba al límite y que quizás ya no vería más el rostro de su amada.

- ¡He ganado al fin! – gritó el Gran Sabio.

Justo en ese momento, todo se volvió a congelar. Sólo Galaxia, que había cerrado los ojos porque ya sentía que su brazo ardía, los abrió cuando vio que una mujer agitaba su báculo.

- ¿Setsuna o Una? ¿Cómo prefieres que te llame Sailor Plut?

- ¿Qué? ¿Quién eres?

- Toma tu báculo. Tu hermana te transmitirá a través de él todo el conocimiento del tiempo y del espacio a través de su talismán.

Galaxia lo hizo. Tomó el talismán y en un abrir y cerrar de ojos su mente procesó todo lo que Setsuna había presenciado, pensado y vivido. Cuando los abrió, se hincó inmediatamente ante Kousagi.

- Preferiría que me llamaran Una... Kousagi.

- Bien. ¿Algo que sepas de el Gran Sabio?

- Pues que desde un inicio hizo su trato con Neherenia, la tía de Serena, pero ahora que lo pienso... tuvo que haber sabido desde un inicio que yo era hermana de Setsuna... de cierta manera, la hirió cuando Rini se convirtió en Black Lady y saber que yo era la última de los enemigos y que era la reencarnación de su hermana, no pudo más.

Dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora