El espejo de Michiru

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La tarde pasaba presurosa pero no en la cama de Haruka. Los dos cuerpos femeninos jugaban entre las sábanas mientras las cortinas se estremecían por el viento que se colaba a la elegante estancia. El cabello turquesa de Michiru caía sobre el hombro de Haruka mientras ésta le besaba la espalda con deseo y adoración.

- Deberíamos vestirnos... Setsuna no tardará en llegar con Hotaru...

- Pues le ponemos llave a nuestra habitación y no hay problema... - Haruka tomó entre sus manos el hermoso rostro de su amante y la besó en los labios.

- No me tientes... pero de verdad... - Michiru posó su dedo índice en los labios de Haruka pero de pronto, la sailor del viento, la tomó de la muñeca.

- El viento... el viento lo siento diferente...

- Yo también... las aguas se están tornando violentas... Necesito mi espejo...

Michiru saltó de la cama sin importarle su desnudez y tomó su espejo. Lo vio por espacio de dos minutos y de pronto emitió un grito y lo dejó caer al suelo. Haruka la tomó en sus brazos y la apretó contra su pecho.

- ¿Qué viste? Dime, Michiru... ¿qué viste?

En ese momento, se oyeron las risas de Setsuna y Hotaru que acababan de llegar.

- ¡Vístete! – ordenó Michiru.

– Tenemos que hablar muy seriamente...

S&S

- ¿Por qué le dije que sí? – Serena se lamentaba de su impulso con Seiya en la azotea de la prepa mientras Luna la escuchaba en su monólogo.

- ¿A quién le dijiste que sí, Serena?

- Un chico me invitó a salir... ¿está mal?

- Mientras no intentes besarlo y él a ti... Tú ya estás comprometida... ¿recuerdas?

- Luna... cuando Darien rompió conmigo cuando la Familia Blackmoon nos atacó... él me dijo: "¿por qué tengo que estar atado a ti tan sólo por lo que sucedió en el pasado?"...

- Pero lo hizo para protegerte...

- Pero ahora no dejo de pensar que quizás lo dijo en serio... Sobre todo después de enterarnos que Rini era nuestra hija...

- Bueno, es que es algo que...

- ¡Que ya está predestinado! Realmente siempre me sentiré enamorada de Darien porque nunca he comparado lo que siento con otro hombre... y ahora este anillo me pesa tanto...

- Serena... - Luna empezaba a comprender la rebeldía en la que se debatía su pupila.

- Que tarde estoy empezando a comprender mi destino... - una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla.

S&S

Aunque Hotaru había quedado en la forma de un bebé, ya había crecido velozmente a su edad adolescente. No había necesidad de dejarla afuera de las pláticas de las outer sailor scouts. Su inteligencia precoz era magnífica y necesaria a la hora de tomar decisiones. Estando en el comedor de la lujosa estancia en la que vivían, Michiru comenzó a hablar.

- Bien... tenemos problemas. Y problemas serios.

- ¿Qué sucede? – preguntó Hotaru.

- Estábamos juntas y el viento se agitó y Michiru vio su espejo – explicó Haruka.

- De hecho, nosotras llegamos porque yo sentí frío y Setsuna tenía la necesidad de volver a la puerta del tiempo.

- ¿Es cierto eso? – Haruka miró a la sailor del tiempo que permanecía callada.

- Sí. Pero sé que mi lugar está aquí ahora. No puedo ir a cada rato a la puerta del tiempo a verificar cómo se encuentra la Pequeña Dama.

- Ella está bien. – afirmó Michiru ante el asombro de Setsuna y las demás.– Pero por lo que vi en el espejo... no es nuestra Pequeña Dama...

Tres pares de ojos clavaron la mirada en la sailor de las profundidades marinas.

- ¿Qué demonios estás diciendo? – Setsuna se le dejó ir a Michiru pero Haruka la detuvo ante la expectación de Hotaru.

- Setsuna... ¿Tú viste, presenciaste el nacimiento de la Pequeña Dama?

La sailor del tiempo se quedó callada. La verdad era que nunca había podido presenciar un nacimiento de la familia real. Tan sólo le llegaban las noticias con un mínimo de retraso para que hiciera acto de presencia. Pero no. Ni siquiera había presenciado el nacimiento de Serena.

- No. Yo fui informada y requerida después.

- ¿Viste a Serena embarazada?

- Sabes que no puedo abandonar la puerta del tiempo...

- ¿Qué estás tratando de decir, Michiru?

- Acabo de presenciar en el espejo una escena... una mujer sumamente parecida a Serena, podría pasar por su gemela... pero pelirroja.

- ¿Y? – apresuró Haruka.

- Teniendo relaciones amorosas con el príncipe Endymion en un planeta que no conozco.

Hotaru, con aquella inteligencia precoz, empezó a atar cabos.

- En el futuro, Setsuna no presenció el embarazo de Serena y no vio a Serena embarazada...

- Pero no es lo único que vi...

- ¿Qué más viste?

- Antes de que pasara la catástrofe de Tokio de Cristal, una noche una sombra cubrió todo, incluyendo las mentes... y apareció una cuna con la pequeña dama que conocemos... y vi otra escena donde esta pelirroja está llorando la muerte de la misma bebé...

- ¡Esto es ridículo! – Setsuna estalló.- La Pequeña Dama es como una hija para mí... eso es imposible...

- El espejo de Michiru no miente mamá Setsuna... - Hotaru le tomó la mano.

- Sólo hay una manera de averiguarlo... Saber dónde se encuentra ese planeta que vi, localizar a Darien en Estados Unidos y en última instancia, buscar al guardián de la Tierra.

- ¡Ese es Darien!

- Te equivocas...

- Hay alguien más antiguo.

– Helios. El sí tuvo que estar presente en el nacimiento de Serena...

- ¿Y si la Pequeña Dama no es hija de Serena?

- Estamos en gravísimos problemas...- anunció Haruka.

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