Un ruido espantoso me despertó.
Era la alarma, la última que ponía cuando ya debía irme al instituto.
Me levanté de golpe y maldije en mis adentros, no sé si soy la única persona que en cuanto se levanta se queda cinco minutos admirando y observando un zapato, eso me sucede básicamente todas las mañanas.
Me quedé por más de veinte minutos revisando las redes sociales, llenando mi mente de información innecesaria de personas patéticas que fingen que su vida es fabulosa cuando realmente no lo es.
Lo dice la que le toma fotos a absolutamente todo lo que ve
No siempre querida conciencia
Me di una ducha helada de esas que te reinician el sistema.
Al salir me puse un pantalón cualquiera que cogí de mi armario, tomé una camisa que había dejado en mi cama la noche anterior sin mirar cuál era, me puse mis converse de botines negros y dejé mi cabello como estaba, tomé mi celular, mi mochila y salí de mi habitación.No solía hacer muchas cosas por las mañanas, me daba pereza vivir imagínense hacer otras cosas, tampoco solía organizar la habitación y mucho menos maquillarme o producirme tanto, les juro que me daba mucha pereza.
—Buenos días — escuché decir a mi madre que se encontraba preparando el desayuno.
Vivía con mi madre, mi hermano mayor Steven y mi hermano menor Rafael.
Mi padre... Digamos que no vivía con nosotros y ya
Mi madre se esforzaba mucho por mis hermanos y por mí, casi no la veíamos en casa ya que tenía dos trabajos, uno en la librería cercana a casa y otro de guardia en un hospital.
—Igual—dije mientras rebuscaba mis tareas en la mesa del salón.
—Que amargada —escuche decir a mi madre.
Me dirigí hacia Rafa que estaba terminando una de sus tareas en la encimera de la cocina, le plante un beso en la mejilla y este hizo una mueca de asco
Algunas veces odiaba lo sincero que era con sus expresiones hacia las muestras de cariño—¿Steven vino anoche?—pregunte mientras frotaba mis ojos
—Creo que no— respondió mi madre dándole un sorbo a su taza de café.
Corrí hacia la habitación de mi hermano que estaba junto a la mía.
¡Toc! Toc!—toque la puerta y no obtuve respuesta.
—Vamos Steven abre la puerta!!!— toque nuevamente. ¡Toc! Toc! Toc!
—¡Déjame dormir Beth!
—Vamos llévame al instituto, voy tarde y no me apetece tomar el autobús.
—¡Tengo resaca!—dijo algo roncó.
Steven suele llegar todas las noches muy pasado de copas, que hoy tenga resaca no me sorprende mucho, no es que a mi madre le guste eso, pero no le dice nada por ser el “Hombre de la casa”, además casi nunca se queda en casa así que no hace desorden y a mamá no le molesta.
Y a ti Tampoco.
Si, exactamente.
—Prometo lavarte la ropa dos semanas y ordenar tu cuarto para que tus chicas piensen que eres ordenado!—alcé un poco la voz.
La puerta se abrió dejando ver a Steven.
—Hecho—sonrió ampliamente.
Siempre era un interesado, recuerdo una vez que estuve dos meses haciendo sus tareas del instituto, le hacía absolutamente todo hasta los análisis e incluso presentaciones y todo solo para que no le dijera a mi madre que me agarraba de manos con un niño de la escuela.
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Solo tú lo sabes
Genç KurguElizabeth Collins Una adolescente de 17 años que sueña en convertirse en una famosa escritora, no le va mucho el rollo de escribir sobre romance hasta que conoce a Kevin Harper, aquel lindo guitarrista que le hace aparecer las famosas mariposas a el...