III: Escondite.

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-¡...Ocho, nueve y diez! ¡Ya voy!- gritó Teddy intentando que se escuchara por toda la casa. 

Teddy estaba muy orgulloso de que a sus cuatro años ya supiera contar hasta diez por lo que cada vez que jugaban al escondite por un lado le gustaba ser él el que contara, pero, además, como Victoire a sus dos añitos no sabía, prefería hacerlo él la mayoría de la veces. Cuando contaba Victoire se quedaba muy poco tiempo mirando la pared en silencio, simulando que contaba y a él no le daba tiempo de esconderse en un buen sitio. 

Y aunque lo encontrara. Parecía que Victoire tenía un sexto sentido para encontrar a Teddy estuviera donde estuviera. 

Poco a poco se dio la vuelta, inspeccionando el salón de su tía Ginny. Su abuela había tenido que marcharse a hacer un asunto muy urgente y por lo que tenía entendido se iba a quedar con su padrino el fin de semana. Y para sorpresa de Teddy, a la hora del café, su tía Fleur apareció junto con Victoire para hacerle una visita. Ambas estaban ahora en la cocina y Teddy tenía la misión de encontrar a Victoire. 

En cuanto dio una mirada por el salón supo que Victoire no estaba allí. Cuando se escondía no se podía estar quieta y más cuando él entraba en la misma habitación, no paraba de reírse y moverse por lo que se hacía fácil el buscarla. Se dirigió a la cocina y tampoco estaba. 

Buscó en toda la planta baja y nada, por lo que le tocaba subir las escaleras para su disgusto. ¡Mira que se lo dijo! Nada de subir a la primera planta porque el primo James estaba durmiendo y como se despertara, tía Ginny se iba a enfadar mucho con los dos. James tenía 3 meses y cada vez que Teddy iba a casa de su padrino su primo estaba chillando. Era muy inquieto y costaba mucho dormirlo, por lo que lo que mas enfadaba a tía Ginny era que lo despertaran en sus pocas horas de sueño. 

Con mucho cuidado e intentando no hacer mucho ruido subió la escaleras. Echaba rápidos vistazos atrás, por si de repente aparecían tía Fleur o tía Ginny, pero ninguna apareció. Cuando llegó al pasillo, primero se dirigió a su habitación en esa casa y no la encontró. Inspeccionó las dos habitaciones de invitados y sin señales de ella. 

Solamente quedaba la habitación de tía Ginny y tío Harry y, justamente ahí, estaba James dormido.

Lentamente abrió la puerta y cual fue su sorpresa cuando vio a Victoire de pie en la cama, mirando fijamente al bebé apoyada en los barrotes de alrededor de la cuna. 

Una sonrisa se formó en los labios de Teddy nada mas verla. Se le había olvidado que estaban jugando al escondite. 

Se acercó a ella y al colocarse a su lado, el interés de Victoire por el bebé se desvaneció. Ahora miraba a Teddy con una sonrisa mostrando, así, los dientes que ya le estaban saliendo. 

 -Pidaste mi- dijo Victoire sin borrar su sonrisa y se tiró a los brazos de Teddy.

 -¿Qué ves?- le preguntó Teddy, aún sabiendo la respuesta. Por raro que pareciera, a Teddy le gustaba mucho el sonido de la voz de Victoire.

 -Ebe Jey- le respondió volviendo a mirar al bebé que dormía profundamente bajo una sabanita blanca. Victoire se separó de Teddy y se acercó al borde de la cuna. Se apoyó e intentó balancear medio cuerpo (estando su estómago apoyando en la barra) para poder llegar a su primo. 

Al ver lo que pretendía hacer, intentó aguantarla por si se caía, pero no llegó a tiempo. 

De un suave balanceo, la pequeña Victoire logró posar sus rosados labios en la cabeza del bebé, haciendo que es se removiera un poco pero no se despertara, y tras eso, se echó hacia atrás, cayendo de culo en la cama de sus tíos. 

La sonrisa de Victoire era enorme cuando se fijó en Teddy, aunque al ver su rostro serio fue mermando. 

 -¿Adado?- preguntó frunciendo su adorable ceño.

 -Sí, Vic, estoy enfadado. Podrías haberte caido y hacerte daño- le explicó a Victoire preocupado. Él era el mayor, tenía que cuidarla de que nada malo pasara.

Vic se miró por un momento las manos por delante y por detrás. 

 -No pupa. Edoy ben- y volviendo a tener su sonrisa le mostró ambas manos. 

Teddy suspiró. No podía estar enfadado con ella.

 -Anda, vamos, Vic. No podemos dejar que tía Ginny nos pille aquí- murmuró Teddy para llevarla fuera de la cama y con una risa, Victoire se fue con él sin oponer resistencia. 

Como los espías, entreabrió la puerta y dirigió la mirada a ambos lados del pasillo intentando averiguar si había alguien. Totalmente despejado. 

Abrió un poco mas la puerta para que ambos pudieran salir bien y Teddy volvió a encajar la puerta cuando estuvieron fuera. Pero no pudo seguir andando. De pronto, Victoire se había parado en medio del pasillo y todavía tenían las manos unidas por lo que Teddy también se tuvo que parar.

 -¿Qué pasa?- le preguntó a Vic.

La niña no respondió. Simplemente se acercó a Teddy y le dejó un sonoro beso en el cachete derecho causando que este se sonrojara como un tomate. 

 -Tu beso taben- y Victoire empezó a bajar las escaleras. 


Porque Victoire y Teddy siempre estuvieron destinados a estar juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora