XVII: En el Bosque Prohibido.

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Victoire Weasley se despertó por culpa de un rayo del sol que le daba en la cara. Gimiendo, se removió entre las sábanas pero no abrió los ojos. ¿Para qué? Ya nada tenía sentido en la realidad. Escuchó a su alrededor y supo que la habitación estaba vacía.

Un sentimiento se desazón se instaló en su corazón. Recordaba cuando en primero se cayó un día de la escoba, en las clases de vuelo. Cayó desde bastante altura, consiguiendo que se le dislocara el hombro. Cada vez que venía a su mente la expresión de angustia en el rostro de Teddy cuando fue a visitarla en la enfermería nada mas se enteró, hacía que su corazón saltara. Y, después, cuando salió con el cabestrillo... no iba a ningún lado sin él, todo el tiempo ayudándola... Cuanto quería a Teddy Lupin.

Pero ahora estaba sola en la habitación, y por el olor dulzón que le llegaba a las fosas nasales, intuía que estaba en la enfermería.

Los recuerdos llegaron a su mente: la carta por la mañana, la comida en el Gran Comedor, la conversación con Teddy, la citación de Zabbini... y el rostro incrédulo de su prima Rose...

¡Rose! ¡¿Lo había escuchado todo?! ¡Oh, no, tenía que hablar con ella! ¡YA!

Rápidamente abrió los ojos y tuvo que volver a cerrarlos ante la claridad del día. Los abrió de nuevo, algo mas lenta, y dejó que sus ojos se acostumbraran. Como supuso, estaba en la enfermería. Llevándose una mano a la cabeza, se incorporó en la camilla sintiendo todos los músculos de su cuerpo agarrotados. Con cuidado, apoyó los pies en el suelo y cuando sintió el frío entrando por su piel, descubrió que estaba descalza.

-Genial- murmuró para ella.

Soltó un suspiro y, en ese momento, escuchó pasos acercarse. Su cuerpo se puso en tensión y cuando la persona apareció tras la cortina, Victoire no supo si reír de alivio y esconderse.

Rose Weasley la miraba con los ojos hinchados.

Victoire se quedó muda y todas las palabras que quería decir, se le atascaban en la garganta.

-Victoire...-murmuró Rose y, de pronto, corrió para abrazar a su prima.

La rubia rápidamente la abrazó contra sí. Un silencio de instaló en la sala donde el único sonido que había era los latidos del corazón, retumbando con fuerza en sus pechos.

Después de varios minutos así, Rose se alejó de ella y ambas miradas azules se conectaron. Victoire pudo distinguir miles de preguntas, queriendo salir y ser contestadas.

Y no supo que hacer.

-Victoire- empezó a decir en un tono bajo, pero la rubia la interrumpió.

-¿Cuánto tiempo llevo dormida?- preguntó intentando hacer memoria. Lo de ayer fue por tarde... casi noche y ahora estaba el sol fuera...

-Son las 12 de la mañana- le respondió Rose sin quitar la preocupación en su mirada.

Al final había pasado la noche allí.

-¿Es verdad?- preguntó, entonces, Rose. Sus ojos azules brillaban y apretó un poco mas el agarre.

Victoire, sintiendo un nudo en su estómago, se mordió el labio inferior.

-Victoire, por favor, dímelo- insistió Rose y su voz se tiñó de desesperación- Lo oí, ¿vale? Oí toda tu conversación con Zabbini y... Merlín, ¿por qué no has dicho nada?- exclamó la pelirroja con rabia y dolor- ¿Por eso estás así? ¿Por eso te alejas de nosotros? ¿Por eso eres así de ruda con Teddy? ¿Te está haciendo chantaje? ¿Quiere hacerme daño... a mi... y a Annie? ¿Y qué es lo que tenía que decir de Teddy? ¡Por favor, contesta, Victoire!

Porque Victoire y Teddy siempre estuvieron destinados a estar juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora