XXX: Maldición.

1.6K 82 26
                                    

-Solo queda una semana- fue el comentario que hizo Victoire mientras observaba la ventana. Sus ojos recorrieron el jardín de su abuela Molly, donde la mayoría se sus primos pequeños estaban desgnomizando el jardín entre quejas, risas y maldiciones. Ella, siendo la mayor, había podido escaparse durante un rato.

Su pelo rubio lo tenía recogido en una coleta alta con varios mechones sueltos y todas sus manos, además de su ropa estaba llena de polvo.

Bajó la cabeza para frotarse las manos, que las tenía apoyada en la mesa, y una mueca cruzó sus labios.

-¡Hermana!- dijeron, entonces. La rubia sonrió a su hermano pequeño Louis y cogió de sus pequeñas manos los guantes que estaba usando. Vio como se sentaba en la silla a su lado todo sucio con una mueca de cansancio.

-¿Ya no vas a seguir?- le preguntó mientras pasaba una mano por su pelo pelirrojo, herencia de su padre, intentando acomodarlo un poco mejor.

Louis negó con la cabeza.

-¡No!- exclamó y después frunció el ceño- Los primos James y Fred no me dejan- se enfurruñó.

-¿Qué te hacen?

-¡Me quitan los que encuentro!

-Bueno, Louise... todavía eres un poco chico para eso...- intentó tranquilizarlo.

-¡No soy un niño pequeño! ¡Tengo siete años, ya soy uno grande!- se cruzó de brazos haciendo morros.

Victoire rió con ternura ante la actitud de su hermano.

-Bueno, pues la abuela me ha dicho que las galletas de chocolate solo pueden ser tomada por los niños pequeños...- le dijo con una sonrisa. Esta se ensanchó cuando observó como los ojos de Louise se abrían como platos, ansiosos.

-¿Galletas? ¿La abuela ha hecho gallletas?- se entusiasmó.

Victoire asintió.

-Si. Pero dice que...

No pudo seguir, pues su hermanito se había levantado rápidamente y dejándola con la palabra en la boca se marchó de allí, rumbo a la cocina.

-¡ABUELA!

Las carcajadas salieron mientras negaba con la cabeza. Su hermano, como siempre, todo un glotón.

Cuando se hubo tranquilizado, ladeó su rostro y observó la ventana de nuevo. Pero esta vez, sus ojos se quedaron fijos en una persona que en ese momento estaba persiguiendo a un James divertido. Una sonrisa apareció en sus labios.

Teddy... su Teddy...

Estaban ya a la última semana de Agosto y Victoire... se sentía... plena. En realidad no sabía como explicarse. Era una mezcla entre felicidad, emoción, diversión y amor. Todo había pasado. Ya Teddy esta bien, se había recuperdado físicamente y ya estaba haciendo su vida normal. Aunque, eso sí, había noches en las que no podía dormir por las pesadillas que le venían a la mente por su estadía allí. No había querido contarselas, pero Victoire sabía que en todas aparecía Thomas, porque la mayoría de las veces que se despertaba tenía los ojos llenos de lágrimas. Alguna que otra vez, la rubia se había quedado a dormir con Teddy ya sea en su casa o en otro lado, y la sensación de tenerlo junto a él era... indescriptible. Sus brazos rodeándola, su aroma, su calor, su presencia...

Teddy Lupin estaba a su lado.

Y siempre lo estará.

Suspiró ante ese pensamiento y alzando sus manos, se acomodó mejor la coleta, apretándo la gomilla.

Era hora de volver a trabajar.

-¿Ese?- preguntó su hermana Dominique señalando un vestido azul oscuro.

Porque Victoire y Teddy siempre estuvieron destinados a estar juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora