'Vol: Diez'

1.7K 119 19
                                    

Neteyam sonrió mientras terminaba de hacer el agujero en la arena, asegurándose de que fuera lo suficientemente profundo para que Clementine pudiera estar cómoda. La miró mientras ella se acomodaba, emocionada y moviendo su cola con alegría.

—Preciosa, para ti —dijo con cariño, observando cómo Clementine agradecía y se acostaba en la suave arena.

—Gracias, amor —respondió ella, su tono dulce y lleno de amor.

Neteyam la observó mientras ella se relajaba, su vientre descansando cómodamente en el hueco que él había preparado. La felicidad de Clementine lo llenaba de paz, y ver su sonrisa lo hacía sentirse afortunado de estar a su lado. Pero cuando ella lo miró con esos ojos llenos de deseo, meneando la cola, el ambiente cambió de un tono relajado a uno más intenso.

Neteyam, captando la invitación en su mirada, se acercó lentamente. Clementine, anticipando sus movimientos, se dio la vuelta, alargando sus brazos para agarrarlo suavemente por el cuello. En ese instante, no hubo palabras, solo el sonido del suave oleaje y la conexión entre ellos. Clementine lo atrajo hacia ella, y Neteyam respondió al beso, profundo y lleno de amor. El momento estaba cargado de una mezcla de ternura y pasión, aislados en su propio pequeño mundo.

—Te amo, Clementine —susurró Neteyam contra sus labios, su voz baja y cargada de emociones.

—Y yo a ti, Neteyam —respondió ella, antes de besarlo nuevamente, sintiendo cómo la cercanía entre ellos se hacía cada vez más íntima y fuerte, rodeados por la naturaleza y su amor.

Clementine estaba cómodamente recostada sobre el torso de Neteyam, observando su rostro sereno mientras dormía, con una sonrisa suave en sus labios. No podía evitar admirarlo.

—¿Por qué eres tan guapo? —susurró con ternura mientras acariciaba la mejilla de Neteyam—. Tu papá es muy guapo, hì'i.

De repente, Neteyam abrió los ojos, sonriendo al escucharla.

—Eso debería decir yo, preciosa —respondió él, haciendo que ambos se sentaran en la arena.

Neteyam, ahora completamente despierto, miró a Clementine con preocupación mientras ponía su mano sobre su vientre.

—No lo lastimé, ¿verdad? Fui un poco rudo —preguntó, refiriéndose a su hijo, con los ojos llenos de preocupación.

Clementine le sonrió con ternura, acariciando suavemente su rostro.

—No, está bien, no te preocupes —le aseguró, calmando sus temores.

Neteyam suspiró aliviado, y una sonrisa volvió a su rostro.

—Deberíamos volver ya, tengo hambre —dijo Clementine mientras se levantaba, estirándose.

—Eso suena como una buena idea —respondió Neteyam con una sonrisa, llamando a los Ilus para que pudieran regresar juntos a la aldea.

Ambos montaron sus criaturas, nadando de regreso mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, llenando el cielo con colores cálidos. El tiempo que pasaban juntos, alejados del bullicio de la aldea, era siempre un respiro necesario, un momento en el que solo existían ellos dos y su pequeña familia por venir.

Clementine corrió hacia Lo'ak apenas lo vio llegar, su preocupación palpable en cada paso.

—¡Lo'ak! —exclamó mientras lo revisaba rápidamente para asegurarse de que estaba bien. Justo detrás de ella llegó Jake, que hizo lo mismo con urgencia, su expresión entre el alivio y la ira.

—¡Lo'ak! ¿De dónde saco la fuerza para no sacarle los ojos a mi hijo menor? —gruñó Neytiri mientras llegaba junto a ellos, claramente enfadada.

Avatar | Neteyam Sully |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora