'Volaw: Once'

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La emoción llenaba el aire cuando los Tulkum regresaron, su presencia fue anunciada por Tsireya con alegría, y la noticia recorrió la aldea como un fuego. Clementine, al ver a los gigantes del océano aparecer en el horizonte, no pudo evitar sonreír emocionada. Tomó la mano de Neteyam, quien también mostraba una emoción contenida, y juntos se lanzaron al agua para montar a su Ilu.

Neteyam no pudo contener una risa feliz al ver a los majestuosos Tulkum nadar junto a ellos. Su alegría hizo eco en Clementine, quien también rió mientras su Ilu los guiaba cerca de los Tulkum. Neteyam la abrazó desde atrás, colocando con ternura una mano sobre su vientre, sintiendo la vida que crecían dentro de ella mientras pasaban por debajo de uno de los gigantes marinos.

—Mira eso, amor —dijo Clementine, señalando hacia un grupo de crías de Metkayina jugando con Ilus bebés sobre el lomo de un Tulkum que lanzaba burbujas al agua. Neteyam sonrió con ternura, sus pensamientos viajando hacia el futuro, imaginando a su hijo nadando junto a ellos algún día.

Ambos quedaron absortos en la visión de una madre Tulkum con su cría, nadando juntas. Clementine sintió una ola de ternura mientras los observaba, sintiendo una conexión profunda con el momento.

—Mira lo hermosos que son —susurró Clementine, mientras Neteyam asentía en silencio, también embelesado por la escena. La visión de la madre Tulkum y su cría les recordaba lo que pronto sería su realidad, una familia unida, conectada tanto por el océano como por Eywa.

En la orilla del océano, Neytiri y Clementine trabajaban juntas en la creación de un porta bebé, un proyecto lleno de cariño y anticipación. Neytiri, con su experiencia y destreza, ayudaba a Clementine a ajustar el porta bebé para que se adaptara perfectamente a su creciente vientre.

—Ahora ponte lo, aunque yo hubiera preferido que esté más cómodo sentado que acostado —comentó Neytiri mientras Clementine se ajustaba el porta bebé. Clementine, con una sonrisa radiante, se miraba en el reflejo del agua, imaginando cómo sería llevar a su hijo en él. Su felicidad era palpable, y la imagen del porta bebé le hacía pensar en el momento en que su pequeño llegaría al mundo.

Mientras tanto, Tuk corrió hacia ellos con una noticia urgente: los Tulkum habían regresado. Sin perder tiempo, Clementine y Neytiri se dirigieron al lugar donde se encontraban los Tulkum, emocionadas por el regreso de sus hermanos y hermanas. Clementine, con el corazón lleno de alegría, tomó la mano de Neteyam y se lanzó al agua, montando a su Ilu.

El agua era clara y azul, y el sol se reflejaba en las olas, creando destellos dorados que acompañaban su trayecto. Neteyam, al ver a Clementine tan feliz y emocionada, no pudo evitar reír con alegría. La risa de Clementine se mezcló con la suya, y juntos se sumergieron en la maravilla del océano, admirando a los Tulkum que regresaban.

Neteyam rodeó a Clementine con sus brazos desde detrás, su mano descansando sobre el vientre de ella, sintiendo el movimiento del bebé dentro. Pasaron por debajo de un Tulkum imponente, y ambos se detuvieron para observar a las crías metkayina jugando sobre el lomo de un Tulkum, haciendo burbujas en el agua. La visión de los pequeños nadadores, acompañada por el suave movimiento de Clementine, les hizo imaginar a su propio hijo creciendo en ese mundo tan vibrante.

De repente, Neteyam agarró a Clementine por detrás, levantándola en el aire y tomándola en sus brazos. Clementine se rió, llamándolo por su nombre mientras disfrutaba del momento. Tuk, feliz y entusiasta, aprovechó la oportunidad para lanzarles agua. Clementine, rendida ante el ataque de agua, se rindió entre risas.

—¡Ya pequeña guerrera, lleva esas conchas a la tienda ahora! —le dijo Neteyam a Tuk, quien se fue corriendo, emocionada. Luego, Neteyam bajó a Clementine con ternura, admirando el porta bebé que ella había creado con tanto esmero.

Avatar | Neteyam Sully |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora