Capítulo 9 "La distancia en sus ojos"

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En una habitación lujosa, un pequeño Butters de 11 años, dormía plácidamente. Ya casi estaban por acabar las vacaciones de verano, por lo que volvería a Hogwarts, y con ello vendría todo lo demás... Podría ver a sus amigos pronto. ¡Podría ver a Tweek! Y eso le ponía de lo más contento; gracias a lo cual dormía plácidamente y feliz, a pesar de las circunstancias en su casa.

Sin embargo, al menos esa noche, habría de ser interrumpido.

- Oye... -siente que le zarandean un poco. Una voz conocida y que a veces le daba miedo le llamaba, mas Butters, a pesar de ello, estaba teniendo un sueño bonito y no quería dejar la calidez de sus edredones, por lo que se acurrucó un tanto más- Deja de ignorarnos y despierta, idiota -demandó aquella voz, esta vez pellizcándole una mejilla. Butters despertó adolorido y confundido, viendo al causante: Un pelinegro de ojos carmesí de 13 años, quien le miraba con el ceño fruncido.

- ¿D-Damien...? -se incorporó tan rápido como pudo, cosa que le causó mareo, por lo que tuvo que sostenerse la cabeza para verle confundido- ¿P-Pasa algo?

Damien le vio aburrido.

- Vamos a regresar pronto a casa.

- ¿A-A la mansión Thorn? -le pregunta parpadeando unos momentos.

- No, a la casa de Merlín -respondió Damien sarcástico, para así resoplar- ¿Dónde más es mi casa, idiota?

- A-Ah, p-perdón... -dijo Butters nervioso, mas le dio una sonrisa amable mientras se despedía con la mano- E-En ese caso, b-buen viaje, Damie-Auch! -el chico le pellizca las mejillas y las estira- ¡E-Ejo ele Amien! ¡Paia! -le suplica el pequeño rubio tomando ambas muñecas del muchacho para que parase.

- Que buen viaje ni que nada... -dice algo molesto, soltándole finalmente y sentándose en la cama de brazos cruzados, mientras veía al pequeño rubio frotar sus mejillas adolorido- Vine a preguntarte algo antes de irnos... -Butters le miró curioso por cuál sería la pregunta que con tanta urgencia habría de tenerle como para despertarle- ¿Cómo es ese Kenneth del que tanto me cuentas?

- ¿Eh? -Butters le mira perplejo ante la pregunta- P-Pero si te he contado de él, Damien...t-todo el mes... -le explica y comienza a enumerar lo principal de este- ... e-es divertido, amable, a-alegre. S-Siempre anda haciendo chis-...

- ¿Serás idiota o te haces? -le interrumpió el pelinegro cortando sus palabras. El pequeño rubio lo vio sin entender, mientras Damien chasqueaba la lengua de mal humor, frunciendo el ceño y acercándose a este hasta quedar a pocos centímetros de su rostro. Butters se inclina un poco hacia atrás ante la intimidación, ya que Damien solía hacer eso para incomodarle o sonrojarle, buscando burlarse de él- Me refiero a que nunca me has dicho como es él, físicamente. -le dijo finalmente. Butters parpadeó unos momentos recepcionando aquello, para abrir la boca al notar que era cierto.

- ¡E-Es verdad! ¡Nunca lo dije! P-Perdón... se me fue... -dijo este apenado para sostener su barbilla pensativo mientras Damien se acostaba de lado, esperando con aburrimiento a que este hablase. Mientras, el pequeño rubio pensaba si decirle o no...

Siempre que Damien venía, él debía de entretenerle... ya sea dando alguna vuelta por los lares de la mansión o dentro de ella, o simplemente haciéndole compañía. Sin embargo, un gran defecto de Damien, de entre tantos, era que se aburría fácilmente de la monotonía... elemento clave la vida del desdichado joven Stotch.

Solo había algo que le gustaba a Damien que Butters podía ofrecerle, y eran historias. Aunque fuesen aburridas o largas, y este le mirase de mala manera, que contase sus viviencias sorprendentes fuera de esa casa... era lo suficiente para que se quedara tranquilo, a pesar de que Butters no solía salir mucho de casa.

Allegory of Madness II: CRIMSON EYES || AU R18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora