𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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El otro cisne negro


No podía creer lo que veían mis ojos, simplemente estaba horrorizado.

— ¡Ester! ¡Ester! ¡Tráeme ropa ahora! — Dije exasperado yendo hacia mi armario el cual estaba a metros de mí para sacar una sábana.

Una joven pálida, de piel rosada y cabellos dorados se encontraba desnuda en mi cama con una diadema de flores secas sobre la cabeza como si fuera una pequeña ofrenda. Fui directamente a ella y la envolví con una sábana para que cubriera su desnudez, para que no esté tan expuesta.

— Es un imbécil, yo sabía que no podía... ¡Ester! — En cuando di el último grito Ester apareció con una expresión de desconcierto. — Ester... ¿Qué es esto? Esta chica ¿Qué hace aquí desnuda?

— N-no, no lo sé joven Jimin — Me dijo con desconcierto mientras que caminaba hacia ella para analizarla si estaba bien.

Claro que no estaba bien. Estaba desnuda, con un semblante perdido, temblaba como si le temiera a algo ¿qué tipo de persona habrá sido para que estés así?

— Ester, dale ropa a su medida, dale algo de comer y luego llévala a mi estudio para hablar un poco con ella — Aquello lo solté de mis labios de una manera suave y concisa para que no altere a la muchacha. Decidí acercarme a ella y ponerme en cuclillas para estar a su altura y no asustarla. — ¿Puedes hablar francés? — Ella asintió. — Bien, sigue las indicaciones de Ester, tú no tengas miedo, aquí nadie puede hacerte daño — Aquellas palabras fueron suficientes para hacer que sus ojos se humedecieran. Debió pasar algo malo para que este así, investigaré más mañana. — Ester, te dejo a cargo, cualquier cosa que necesites avísame, estaré en mi estudio.

Eso fue suficiente para que me dirija con molestia a mi estudio. No puedo creer que haya personas que den esos regalos, ¿Cómo darían a una joven como regalo? ¿A otro ser humano? Ósea ¿Tenemos algún valor en concreto?

Me molesta pensar en la asquerosidad que abunda en la mente de las personas y que tan enfermos pueden estar sus retorcidos deseos.

"— Jiminie, si quieres bailar en el gran teatro de París tienes que hacer algo por mí —."

Ese asqueroso recuerdo llegó y me dejó un sabor amargo en mi boca.

Me quede esperando por media hora en mi estudio tratándole de encontrarle la vuelta a todo este tema, no veía lógica. Los humanos tenemos un alma, tenemos sentimientos, tenemos un corazón que puede ser destrozado y una mente que puede ser marcada de por vida, no logro entender lo fría que es la gente y lo tan enferma que pueden estar para llegar a quitarle la libertad a la otra y comercializarla como si fuera un simple costal de papa. Me da asco la gente que es así. Un asco fue ir a América y ver que vendían a personas negras con carteles como "Mujer negra en buen estado"... Hasta mujeres de mi raza.

Me desangró internamente ver aquello.

Sentí la puerta abrirse dejando ver a Ester junto a esa muchacha, la cual ya estaba vestida con un vestido blanco que ya se lo había visto unas cuantas veces a Ester. La muchacha mantenía la mirada al suelo y evitando todo contacto visual, su postura se mostraba sumisa y a la defensiva. ¿Qué mierda le habrán hecho para que actúe de esta forma? Dios se ampare de lo que le paso a esta chica si es que existe.

Ester la hizo pasar y la hizo en uno de los sofás que se encontraban al frente de mi escritorio. — Los dejaré solos, joven Jimin, si necesita algo no dude en llamar — Eso fue lo último que dijo mi amiga para que se termine de retirar.

La pálida solo mantenía su mirada fija en el suelo, en nada, pero desde donde estaba yo pude notar que su nariz estaba roja por lo cual supongo que estuvo llorando. Simplemente no puedo creer que la gente sea tan basura. Pose mis brazos sobre el escritorio y la analicé detenidamente, si es que tenía rastros de maltrato, si tenía algún indicio de violencia física, pero no, no había nada.

𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐬𝐰𝐚𝐧  ▪︎ 𝐏𝐉𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora