Me giré ante la pregunta. Mis facciones se relajaron en un sentimiento de desilusión. Era Blossom. No entendía por que me sentía así. ¿Desilusión? Si esto lo tengo asumido desde que era una enana criatura. Tengo entendido que Blossom es mi prometido y sé que tengo que tratarlo como tal, aunque sea lo que menos quiera. Pero a veces las personas olvidan, ¿cierto?
Iba a darle mi respuesta negativa, hasta que vi la mirada que menos esperaba. Joe me estaba mirando mientras bailaba con Valerie. Se percató de que lo había visto mirándome. Pensé que me apartaría la mirada, pero hizo todo lo contrario. Sonrió. Una mirada de burla, de superioridad. Y para acabar con ese desafío de miradas, le dio una vuelta a Valerie mientras ella reía. No iba a permitirle que me ganara.
¿Ganar en qué?
No lo sé, ni él mismo lo sabe. Solo sabemos que tenemos nuestra propia competición y que podríamos competir hasta por quien respira más veces al día.
Por mucho que no quisiera, arrastré a Blossom a la pista de baile. No quería bailar, pero menos quería que Joe pisara mi orgullo. Comenzamos a bailar de una manera clásica. Ese tipo de baile no me agradaba y tampoco se me daba bien, pero para eso era mi cumpleaños, ¿no?
La música estaba sonando a través de la orquesta que mi padre había pagado. Entre los músicos se encontraba Lawrence, quien lideraba el grupo musical. Lo conocía desde pequeña, siempre era él quien ponía ritmo a nuestras festividades. La música se había vuelto más marchosa gracias al aviso de la cumpleañera, yo. La gente se aproximaba a bailar, ya sea en pareja o a solas. Hubo un momento donde ya no me encontraba al lado de Blossom. Me dejé llevar.
Comencé a cantar la letra de la canción que se escuchaba. Mazel, la vocalista de la orquesta, estaba cantando la mítica canción llamada "Chica Ye Ye", de la gran Conchita Velasco. Mi melena se movía al ritmo de la música. Mis caderas subían y bajaban. Mis brazos se movían de lado a lado. Me daba igual quien me mirara, que al parecer eran todos, yo estaba disfrutando. Para el final de la canción me subí a la mesa más próxima. Comencé a dar saltos llenos de euforia, de milagro no cayó el apoyo donde yo estaba subida.
Mazel acabó de cantar. Pegué un grito de emoción. Abrí los ojos. Todos me miraban con una sonrisa. Aplaudieron. En mi rostro se formó una sonrisa de timidez, pero en el fondo estaba orgullosa de mí ya que había podido disfrutar algo delante de gente sin que me importara lo más mínimo. A veces se me olvida decírmelo. Marjorie te amo.
Después de bajar de la mesa fui al jardín, tenía demasiada calor. Y otra vez esa irritante voz.
-¿Entonces como te debo llamar Margi o Chica Ye Ye?- Sonó la voz que siempre me irritaba.
-Ninguna de las dos Joe, soy Marjorie. O... ¿debería llamarte Jojo?- Pregunté de forma burlona. No respondió y se quedó mirándome.-Qué nombre más estúpido, por cierto-Seguí hablando y él sonrió.
-¿Estás celosa, Margi?-Preguntó sonriente. Mi mirada expresaba entre sorpresa e incredulidad.
-Antes muerta, Jojo- Lo miré desafiante y después comencé a reír. ¿Celosa? Jamás. ¿Por él? Menos.
-Pues debes estar bajo tierra, amapolita- Soltó una risa también. Me quedé mirándolo. No me había fijado en el traje granate que vestía. No le quedaba mal, al contrario, le quedaba bien, muy bien. Levanté la mirada hasta la altura de sus ojos iluminados por la luz lunar, pues ya el sol se había escondido y la noche había decidido aparecer.
-Cállate Jojo- No aparté mis ojos de los suyos.
-No me gusta que me llamen así-Habló serio y mirando a mis esferas oculares.
-Claro, solo te puede llamar así tu querida Val, ¿cierto?- Pronuncié el nombre de su emparejada con sorna y quedó callado, pero yo no -Oh, Jojo, casémonos, Jojo, seamos la familia perfecta, Vamos, Jojo, bés...-Estaba intentando imitar la irritante voz de Valerie cuando sentí los labios más dulces que probaría nunca estampados contra los míos. Joseph me estaba besando y mi cuerpo no hacía nada por apartarse.
