Capítulo 14: Ángel aprueba esto

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Como lo habíamos acordado, vale estoy de coña, tal como Ángela había exigido; ese mismo viernes fue la mudanza. Mabel había salido con una amiga como lo hacía todos los fines de semana, y esa fue nuestra entrada. Cuando fuel el momento de la acción, abrí la cajuela del auto rápidamente. De la ventana de la habitación de Ángela cayeron sus maletas y todos sus objetos.

-listo padre.-dijo jadeando.-vámonos para no volver.

      Ella entró en el auto, yo lo prendí y arranqué. En lo que el carro se iba moviendo mi hija lanzó por la ventanilla las llaves de esa cárcel que Mabel llamaba casa.

      Llegamos a casa y estuvimos cuatro horas arreglando esa habitación, era muy tarde, y no fue más esfuerzo que poner la cabeza en la almohada para quedarme dormido.

      A la mañana siguiente, Ángela me esperaba con el desayuno hecho, eso sinceramente me dio una gran sorpresa, ella nunca me había tratado tan bien. Nos miramos a los ojos, ella hizo una de sus inusuales sonrisas, los dos sabíamos que no podíamos estar separados.

-padre ¿vas a trabajar hoy?

-sí ¿puedo confiar en ti para quedarte sola?

-solo si tu confías en que Lucas se quede conmigo.

     Eso se sintió como una estaca en el corazón, sostuve el aliento unos segundos, ella se echó a reír.

-era coña, ya ves cómo te sigue afectando que tenga novio, tranquilo que era coña.-dijo entre carcajadas.

     En ese momento solté un suspiro de alivio y reí con ella, después de unos minutos de risa ella se pone seria, lo cual me asustó un poco.

-ya en serio, para no quedarme sola ¿puede venir?

-mmm... no lo sé, adoro a ese chico, pero...

-ya coño.-interrumpió.-no va a pasar nada raro, lo prometo.-dijo para mi tranquilidad.

-vale, si puede venir.

    Terminé de desayunar y me fui a trabajar, me despedí de mi hija con un ligero beso en la frente, iba caminando destinado a mí oficina. Miguel había entrado a trabajar ahí hace poco y en lo que yo iba a hablar con mi jefe, él salió de la nada y me agarró tapándome la boca y la nariz, me hizo un gesto para que me callara y me señaló la oficina de mi jefe, yo me asomé sigilosamente, Mabel estaba ahí, quedé atónito, pero más me sorprendió la conversación que tuvieron.

-yo sé que mi hija está con su padre, y si la quieres aunque sea un poquito me dirás dónde están.

-no lo sé, y de todas formas no te lo diría.

-por tus cojones, más vale que me digas donde están, y que me digas la verdad coño.

-¡ok, ya llegaste al límite! ¿Quieres saber la verdad? Ok, te diré la verdad. Ese hombre se ha levantado día tras día durante muchos años con el miedo que ese sea el último junto a su hija ¡coño!

      Se me aguaron los ojos, y no escuché nada más, solamente me fui a mi oficina, pero al parecer ella entendió, porque nunca más volvió a molestar. Todo mejoró, volvimos a trabajar juntos y ella subió sus notas.

     Al día siguiente Ángela me invitó a correr en el parque con Lucas. Yo acepté con gusto, me puse ropa deportiva y salimos a ejercitarnos. Estábamos corriendo alrededor de ese lugar, era muy temprano y no había nadie. Después de una hora decidimos caminar para recuperar el aliento, Ángela iba más rápido que Lucas y yo, por ende iba más adelante; ella se metió la mano en el bolsillo de la sudadera y sacó una cajita, me asusté mucho creí que eran cigarrillos, pero para mi suerte Lucas la detuvo, ella se giró con una mirada de confusión y noté que eso que ella tenía en la boca era solamente un Pocky. Termino de girar y Lucas  nos acercó, se arrodilló y dijo.

-quiero pedirte a ti, Ángel, el padre de mi único amor, la mano de tu hija.

-eso no me lo tienes que pedir a mí, se lo tienes que decir a ella.-dije dedicándole una sonrisa de aprobación.

-entonces que dices ¿te casa conmigo?

-Lucas... lo siento, pero... si, si me caso contigo.

    En mi mente solamente había felicidad y orgullo, aunque solamente tenían 18 años, ese amor iba a ser eterno, no podía estar mas alegre.

yo siempre estaré a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora