Capítulo 4: pelear con una adolecente

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Unos años después, nunca más volvimos a tratar el tema de Mabel, pero todo cambió cuando Ángela entró a la adolescencia, le regalé un celular, una computadora, la consentía mucho porque me sentía culpable por lo de su mamá. Pero un día sin previo aviso ella dejó de ser la niña amorosa y dulce que conocía, no salía de su habitación, ya no hablaba conmigo y cuando lo hacía me trataba mal, siempre estaba escuchando música y no se despegaba de ningún artefacto tecnológico y estaba dispuesto a averiguar que la sucedía a mi hija.

-hija ¿estás bien?-pregunté preocupado.

-si, ahora vete y no me molestes.  

    Ella no sonreía como antes, cambió totalmente su estilo, dejó el look, ya nunca la veía vestida con colores alegres, de señorita, ahora eran colores oscuros, negro, rojo, verde, jamás la volví a ver con algo color rosa o violeta, eso me preocupaba mucho, y a la vez me molestaba, porque no me gustaba que se viera así, simplemente no era femenino.

-hija, hija, ¡HIJA!-llamé, pues no contestaba.

-¿¡qué!?- contestó ella enojada.

-¿por qué tienes la música tan alta?-dije aterrado.

-para evitar hablar contigo, ya no me jodas y déjame.

    No quise armar una discusión con Ángela así que no le dije nada. Ella me miró de mala gana unos segundos, y al darse cuenta que yo no iba a decirle nada más, se puso los auriculares  de nuevo. Yo perfectamente sabía que algo tenía que ver con el hecho de no saber nada de su medre, así que decidí presentarle a mi novia como su mamá, y mientras iba a buscarla a dejé con mi amigo Miguel, más específicamente el que me ayudó a cuidar a mi hija apenas me la dieron.  

   Cuando llegamos, ellos dos estaban hablando, y al parecer no nos podíamos enterar porque nos vieron y se detuvieron, Ángela nos miró confundida, respiró profundo y me hizo una pregunta muy válida, pero con el tono equivocado.

-¿Quién es ella?-dijo con tono de disgusto.

-soy tu mamá cariño.-contestó mi novia.

-s-si, ella es tu madre, Katherine.-reafirmé yo.

     Mi amigo abrazó a mi hija pasándole el brazo por detrás del cuello hasta el hombro, ella hizo una risa de incredibilidad y dijo.

-ella no es mi mamá.-dijo seria.

-si cariño, soy yo, mamá.-dijo Katherine queriéndola convencer.

-no, tú no eres mi mamá ¡ella es mi mamá!-dijo mostrando una foto.

    Quedé paralizado ¿de dónde había sacado esa foto? ¿Cómo iba a explicarle que intenté engañarla? Me invadieron muchas preguntas preocupantes, pero la dulce y enojada voz de mi hija me sacó de mis pensamientos.  

-¿creíste que era tan tonta para creerme que esa mujer es mi madre? ¿Cuántos años crees que tengo, 3? No papá, tengo 13 y no soy tan tonta como parezco.

    Ella se levantó bruscamente y se fue a su habitación azotando su puerta.

-te dije que no era una buena idea.-reprochó mi amigo

    Miguel se fue avergonzado de mis acciones, yo estaba dispuesto a solucionar todo, pero era mejor que lo hiciera cuando las cosas se calmaran un poco.

yo siempre estaré a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora