1
—Sube al coche, Marni —dice Henry minutos después.
Ha conseguido que no tomara el bus y puede que hasta que crea que estoy dispuesta a oír lo que sea que piensa decir, pero está bien pelao (equivocado) y, además, no subiré a su carro. Ayer me hizo pasar tronco é pena (vergüenza) en casa de la familia de Carlos, el recuerdo ha cobrado vida en mi cabeza ahora que le tengo delante y no puedo evitar soltarle un bofetón.
Se queda inmóvil. El impacto en la mejilla no sólo se la ha puesto rojita, sino que también le ha obligado a cerrar los ojos. Las personas al otro lado de la acera nos miran, lo hacen con expectación; murmuran. No deben dar crédito al espectáculo.
—Debí dársela ayer en casa de la señora Rosa antes de irme —aprieto los dientes—. Pero nunca es tarde para rectificar.
Abre los ojos. En cuanto lo hace decido irme, ignoro dónde porque esa es la única parada desde donde puedo tomar el autobús a casa de los Palau, pero no me importa, así que doy un paso, dos tres y al pasar a su lado me sujeta, me aproxima a él, me coge de la nuca y me besa.
¡Dios, lo está haciendo otra vez! Marni, oblígale a parar. ¿Quién se cree?
Lo empujo. Lo poco que consigo apartarle me permite soltarle otra cachetada, una más fuerte y más certera, pero que lejos de alejarle, lo único que consigue es que vuelva a sujetarme de la nuca y me bese con más intensidad.
La gente al otro lado de la parada sigue presenciando el espectáculo, ya no sé si porque les asombra o les produce morbo, pero el caso es que siguen expectantes, murmuran, algunos sonríen y hasta se atreven a chiflar. Henry me succiona los labios con fuerza, se aparta un milímetro y se cerciora de que no vaya a ningún lado, abrazándome.
—Podemos estar así todo el día —murmura—. Tú golpeándome y yo besándote. No sabes lo que me gusta.
—¡Pare yaaa! —me agito.
Él sonríe. Verle me hace enfurecer más de lo que estoy, de manera que miro en cuál dirección irme, pero no me hace falta huir porque sorpresivamente aparece un bus, no alcanzo a mirar en el cartel hacia dónde va, pero no me importa. Lo abordo, Henry no intenta impedírmelo, de hecho, se queda en mitad de la parada viendo cómo me apresuro, recorro el pasillo del transporte en busca de un lugar para sentarme y sonríe.
Minutos después me bajo a unas cinco calles de la casa de los Palau, es lo más cerca que el bus que tomé me dejaría, lo sé porque se lo he preguntado al conductor y al detenerse, le he dado las gracias y he descendido. Cuando finalmente llego a la casa noto que afuera está el Ferrari que el día de la verbena vi en la cochera, por lo ostentoso debe ser del hijo de los Palau y si no, pues entonces es al señor Salvador a quien le va presumir de güevo chiquito (pene pequeño).
En Venezuela se suele decir eso de los hombres que van en carros caros, picando caucho (acelerar) hasta quemarlos y hasta creyéndose más jóvenes de lo que ya no son. Y bueno, dado que ya he visto al hijo y lo que no se guarda entre las piernas porque enseñarlo no le produce ningún pudor, pues debe ser el padre el de la picha (pene) pequeña, aunque nada más acceder a la residencia y ver a Beatriz descender de la planta alta, sonriente y hasta sofocada a pesar que ha intentado disimularlo limpiándose el sudor, pues el carro es de Noel. Corre a cogerse de mi brazo ante lo que me le sacudo.
A mí no me vengas a tocar después de tirar (tener sexo). ¡Cochina!
Al entrar en la cocina ambas nos topamos con Lidia, prepara café, yo me percato que Beatriz tiene un chupetón a la altura de la clavícula y como no sé cómo advertirle para que se lo cubra, le doy un manotazo, le digo que la estaba picando un mosquito y que le ha dejado una magulladura. Beatriz me mira, asustadiza. Después se pone la mano sobre el chupetón y se aleja tal como lo hago yo en dirección al armario donde dejo mi bolso, no sin antes coger el móvil, ponérmelo en el bolsillo del tejano y tomar el polvo compacto de alta cobertura y se lo entrego. Murmura un sutil, gracias.
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Esto nada más me pasa a mí ©
ChickLitElla sólo fue a hacer una entrevista de trabajo. Él sólo intentó ayudarla. Romántica - Divertida - Emotiva Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso del autor. Cualquier infracción de los derechos an...