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Noel me sujeta para que no me hunda, tiene tanta fuerza que ha conseguido arrastrarme a mí y Ainoa hasta el borde de la piscina sin ninguna dificultad, y ya allí nos ha sacado a las dos. He tragado agua como nunca lo había hecho en mi vida, estoy sangrando por la nariz, siento como si me la hubiera roto y la hemorragia empieza a manchar la camiseta que llevo puesta y que, al igual que el resto de mi ropa, está empapada. Noel grita a la hermana para que llame a emergencias, pero la muy retrasada parece no darse cuenta del asunto y sigue distraída. Reacciona cuando de la casa sale Lidia, tras esta Agustina y Raquel, y tras éstas dos la señora Marta y Beatriz.
La penúltima cae en crisis, empieza a gritar, con ella lo hacen el resto de mujeres, incluyendo la madre de Ainoa, y sólo Beatriz mantiene la calma y reacciona. Lo hace sacándose el móvil del bolsillo, marcando el número de emergencias, corriendo luego hasta Ainoa y en cuanto la atienden al otro lado de la línea, explica lo que está sucediendo, deja el teléfono en el suelo y le pide a Noel que se aparte. Ignoro qué tanto sabe de primeros auxilios, pero apenas aquel le hace espacio se inclina sobre Ainoa, la sujeta de la mandíbula, acerca su boca a la de la niña y sopla. Lo hace hasta en cuatro ocasiones, presiona el estómago, vuelve a bombearle aire y tras unos segundos que me parecen eternos y propios de una maldición, Ainoa empieza a toser, a expulsar agua y a llorar.
Los de emergencias aparecen poco después, uno de ellos se cerciora que Ainoa esté bien, le dice a Beatriz que ha hecho un buen trabajo, ésta asiente, coge su teléfono y se pone en pie. Justo antes de que uno de los sanitarios se percate de que estoy sangrando y que nadie parece darse cuenta, Beatriz se aleja, la sigo con la mirada todo lo que puedo, pero al marcharme al hospital no la vuelvo a ver. Me da que la han despedido, que tal como todas habíamos sospechado, la señora Marta se ha enterado que el hijo se traía algo con la chica y le ha puesto fin a aquella situación.
Siento pena por la muchacha porque al ser despedida ha sido la única que ha tenido que asumir la responsabilidad de lo que estaba pasando entre ella y el hijo de los señores, y no me parece justo. De hecho, en el hospital sigo dándole vueltas a ese asunto, la nariz sigue sangrándome, el médico que me atiende me pone al corriente de que me la he roto, que tengo laceraciones internas y que a ello se debe la hemorragia.
Kim aparece justo cuando me están taponando las fosas con trocitos de gasas, me explica que en un par de días me las podré retirar, pero que la prótesis que me colocará para evitar desviaciones, a esa sí que tendré que darle una tregua. Le doy las gracias en cuanto termina y dice que puedo marcharme, me incorporo, Kim me ayuda, empieza a llorar y al mirarla me abraza.
—Kim, estoy bien —aseguro a pesar del dolor que siento en la cara y que me hace pensar lo que empeorará con el paso de las horas—. No te pongas así.
Solloza. Verme aporreada, con la camiseta llena de sangre y una prótesis fija debe traerle recuerdos de cuando éramos niñas, solíamos jugar y tras hacernos daño, acabábamos en el dispensario del pueblo donde nos criamos.
Cuando teníamos seis y ocho años, nuestros padres se divorciaron, ambas acabamos bajo el cuidado de nuestra abuela paterna y viviendo en un pueblo. Si les contara la de anécdotas que tengo de aquellos años esta entrega no me sería suficiente, así que les resumiré todo en que Kim y yo éramos las niñas más conocidas en el pueblo, en el dispensario y entre el personal médico que trabajaba allí.
Solíamos visitar el centro de asistencia más veces a la semana que cualquier otro vecino, a Kim aún se le notan algunas cicatrices que a la edad adulta ya no deberían notársele y yo, bueno yo también tengo las mías, aunque la más notoria es una estría en forma de cien pies que tengo bajo la barbilla y que me hice jugando con unas almohadas que arrastraba por el suelo donde resbalé.
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Esto nada más me pasa a mí ©
ChickLitElla sólo fue a hacer una entrevista de trabajo. Él sólo intentó ayudarla. Romántica - Divertida - Emotiva Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso del autor. Cualquier infracción de los derechos an...