Sirviente del Gobernante

Capítulo 10: Saber of Red vs Saber

Un día antes:

—Hmm...

—¿En qué estás pensando Shirou?

—Estaba pensando en como podría ocultar la apariencia de Siegfried en caso de que los días siguientes nos encontremos en medio de la guerra y se... bueno —el pelirrojo miró el cielo azulado con algunas nubes pasando— se pongan las cosas peores.

—Ya veo... debe ser algo difícil pensar eso.

—Los de la facción Negra tienen a Siegfried cómo muerto, pero me preocupa los de la facción Roja —se giró a ver a la rubia que estaba a su detrás apoyada en la pared mirando la vista de la ciudad— es probable que se hayan dado cuenta de la desaparición de Siegfried.

—Piensas mucho Shirou, deberías de relajarte un poco —la rubia se acercó al pelirrojo poniendo una mano en su hombro — y es la primera vez que te veo tan concentrado en algo.

—Oh... ¿Es así? La verdad siempre hago de alguna manera un plan y en caso de que ese plan no funcione hago uno segundo y otro plan por si acaso —el pelirrojo sentado en una silla que estaba en la alcoba sonrió divertido— y en caso de que ninguno de los dos planes secundarios no funcione solo volvemos al plan original.

La rubia se rio divertida, acarició el cabello del pelirrojo suavemente mientras miraban como la gente seguía con su rutina diaria y los niños corrían alegres divirtiéndose mientras correteaban.

—¿Ahora que lo recuerdo, Shirou recuerdas cuando fuimos a comprar algodones de azúcar?

—Por supuesto que recuerdo nuestra cita, ¿Por qué lo preguntas?

—Eres un tonto Shirou —la cara de la rubia de coloreó de rojo al recordar la situación con el vendedor— ¿Recuerdas que nos topamos con Saber of Red verdad?

—Oh... eso sí. ¿Qué pasa con Mordred?

—Shirou... Mordred conoció a Siegfried y... te olfateaba demasiado.

—No huelo mal.

—Eso lo sé muy bien Shirou, pero Mordred te miraba cada rato.

—La verdad no se me ocurre alguna explicación para eso, deberás de preguntarle algún día.

—Bueno ahora con eso, también deberíamos ver cómo esquivar el olfato de Mordred, es posible que en medio de la guerra descubra nuestra identidad por nuestro olor.

—Ya veo... muchas gracias por recordármelo, veré qué puedo hacer.

—Está bien Shirou, te lo dejo, ahora tengo algo que debo de investigar mañana.

—¿Hmmm?

—Es sobre los maestros de la facción Roja, hay algo extraño el hecho de que intenten matarme.

—¿Los visitaremos entonces?

—Si, debo de asegurarme de que todo esté bien en ambas facciones para no generar una posible catástrofe.

—Ya veo... ¿Me llevarás entonces verdad?

—Por supuesto que te llevaré conmigo tonto.

—jaja... ya veo, entonces tendremos que hacer un plan en esa parte.

—Estoy de acuerdo, es mejor prevenir que lamentar.

—Por ahora primero enfoquémonos en Saber, estaba pensando en algunas cosas.

—Me gustaría escucharlas.

La rubia tomó un asiento y se sentó al lado del pelirrojo mientras que en la mesa había un tablero con algunas fichas bastante peculiares.