Sirviente del Gobernante

Capítulo 7: Plata

Horas antes...

—¿Shirou?

—¿Si maestra?

—¿A dónde vamos exactamente?

—A buscar información técnicamente, hemos estado mucho tiempo en el hotel y algo ocupados con lo de la guerra que no sabemos qué es lo que pasa a nuestro alrededor, además en la batalla de hace un día no vimos ni sentimos la participación de Assassin of Black en el castillo de los Yggdmillennia.

—Ahora que lo mencionas tienes razón, pero gracias a mi habilidad como clase Ruler puedo confirmar que fue invocada.

—¿Hmm, tienes algo que decir Saber?

El pelirrojo preguntó al hombre de tez morena que caminaba junto con ellos.

—Eh escuchado poco sobre el Assassin de la facción Negra, tal como dice Ruler, él fue invocado, pero luego de que fue invocado no logramos contactar con su maestro y tampoco con él.

—Hmm...

—Ya veo, gracias por tu respuesta Saber.

—Encontré un periódico tirado Shirou, Jeanne miren esto.

Dijo Sieg que tenía con él un periódico algo arrugado, pero se veía bien las letras de imprenta y las imágenes.

—Hmm... el retorno de Jack el Destripador... ese tiene que ser Assassin of Black.

—Correcto Jeanne y al parecer se dirigen a aquí en Sighisoara.

—Vaya... al parecer estamos en Sighisoara, ¿debería ser suerte o al contrario ya sabías dónde iba a caer el enemigo Shirou?

—Creo que nos ayuda a ahorrar más tiempo Jeanne, me di cuenta del lugar donde estábamos después de haber llegado junto con Sieg para refugiarnos antes de que los vigilantes de Caster of Black nos detectaran —el pelirrojo acarició la cabeza del chico de pelo castaño claro — gracias por ayudarnos Sieg.

—No tienen por qué agradecerme... es lo que podría hacer al menos por ustedes.

—¿Puedo ver un rato el periódico?

—Aquí tienes Saber.

—Gracias.

El grupo siguió caminando por las calles de la ciudad, tenía un paisaje urbano al estilo de la edad medieval bastante atractivo.

—Oye Shirou mira eso.

—¿Hmm?

Jeanne apuntó a un carrito donde estaba un hombre vendiendo a una pareja.

—Eso es un carrito donde preparan algodón de azúcar, quieres ir a ver Jeanne?

—Me gustaría mucho.

—Entonces vamos, Saber te dejo a tu cuidado a Sieg.

—Si...

—Sieg intenta no meterte en problemas.

—Está bien.

Con eso dicho la rubia jaló del brazo a Shirou dirigiéndose al puesto de algodón.

—Hola buenas tardes, ¿en qué puedo servirles?

El hombre calvo con un delantal blanco puesto, saludó a la pareja que se acercaba.

—¿Nos podría dar tres algodones de azúcar por favor señor?