A Paolo le encantaba pasar tiempo con su amado Alessandro, no había algo más que le encantara hacer más que estar con él aún en su condición.
Después de pensarlo bastante, se planteó la posibilidad de una relación entre ambos, Paolo en un inicio no estaba muy seguro puesto que temía asustarlo o algo así.
La decisión ya estaba tomada, le haría la pregunta del millón, después de todo ambos se necesitaban mutuamente y él mismo lo sabía, junto con la ayuda de su amigo Filippo quién este mismo lo convenció e hizo entrar en razón acerca sus sentimientos.Aún recordaba como fue que se conocieron, hace diez meses aproximadamente.
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Paolo llegaba a la biblioteca local de su ciudad, en Milán.
Acostumbraba a tener dos empleos de medio tiempo, era carpintero en una pequeña empresa en el día, de noche era un barman.
Después de ser despedido de su antiguo empleo de mañana buscaba otro con desesperación, de medio tiempo, con el fin de ganarse la vida y lograr pagar el alquiler de un nuevo departamento en el cuál se mudó, así cubrir su espacio vacante.
Consiguió el empleo para su suerte, gracias a la ayuda que le brindó su amigo Filippo quién trabaja allí.Tres días después se presentó a su primer día de trabajo en el lugar, Filippo y la gerente del lugar le mostraron todo lo necesario, lo que ocupaba saber.
Su trabajo sería atender a los clientes, brindarles sugerencias, lo típico en cualquier tienda.Aunque no era una tienda.
- Paolo, ven. -Habló Filippo brindándole una señal con la mano, este lo siguió y llegaron a una mesa en dónde estaban algunos de sus otros compañeros, lo supo por la camisa y la identificación que andaba cada quién.
Los chicos alzaron la mirada al ver a Filippo y Paolo llegar, sabían que era nuevo así que se levantaron para presentarse.
Excepto uno de ellos, que seguía centrado en su lectura con un libro, como si no escuchara nada.
- Chicos, él es mi amigo Paolo Maldini, nos conocemos desde pubertos, espero lo hagan sentir como en casa. -Terminó su oración con una sonrisa, el mencionado saludó sin problema alguno.
- ¡Hola Paolo! ¡Soy Alessandro! -Habló el más bajito de ellos con una gran sonrisa.
- Soy Fabio, mucho gusto. -
- Me llamo Francesco, gusto en conocerlo. -
Paolo asintió a todos con una reverencia como muestra de educación; el chico centrado en su lectura parecía no tener intenciones de saludar, algo que hizo que le tuviera curiosidad y fijara sus ojos en él.
- Ahm, no seas grosero, saluda. -Dijo Fabio moviendo sus hombros levemente, a regañadientes dejó su libro de lado y se puso de pie.
'El pozo y el péndulo, que buen gusto' pensó Paolo al ver la portada del libro que estaba leyendo el chico.
Por un segundo sintió como si analizara al chico, su cabello era negro aunque era un poco largo, sus ojos eran oscuros igual, su piel era ligeramente más morena que la de todos los presentes como si se bronceaba constantemente, era bastante alto, y sobre todo se vestía bastante formal para el trabajo en el que estaba, una camisa negra de vestir, una corbata negra y un pantalón negro.
Parecía que venía de un funeral, pero viéndolo así Paolo regresó a sus años de adolescente cuando veía a una chica bonita.
Pero en este caso es un chico.