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Durante el primer mes del nacimiento de Stella fue difícil para Juliette separarse de su pequeña. Tenía miedo de que algo le pasará, y temía incluso si Carlos la levantaba muy rápido de su cuna. Así que; Carlos había tomado las riendas del País de las Maravillas para que Juliette pudiera dedicarse a su bebe.
Al principio era fácil, Juliette y él solían llevar bastante bien los deberes y esas cosas aburridas de reinar, pero era por que Juliette se encargaba de las cosas pesadas para que Carlos pudiera seguir atendiendo su veterinaria. Sin embargo, para el alivió de Carlos, Gil le había propuesto encargarse él por un tiempo junto a su novio, algo que sin duda dejo un poco más tranquilo a Carlos.
Entonces, ahora Carlos estaba en reuniones aburridas, proclamando y planeando nuevas leyes que Juliette había dejado a medias, y siendo un padre presente para Maya y Cameron lo mejor que podía. También era agradable que Evie iba seguido junto a Camilla, y Jay y Lukas solían ir, pues Lukas tenía un estudió en el castillo y Jay lo ayudaba. Todo iba muy bien, o eso le hacían creer a Juliette.
───. Papá, ese es el sello real, no el sello familiar ─── Maya señaló la carta que Carlos estaba a punto de enviar, Carlos se detuvo y gruño, volviendo a su escritorio para sentarse y empezar a abrir el sobre con cuidado ───. ¿Hoy vienen los tíos y Marco?
───. No ─── negó Carlos, concentrado en abrir el sobre sin dañarlo ───. Jay y Lukas están hablando con Ben y Mal para abrir una nueva escuela aquí, una preparatoria para ti, Celia, Dizzy, etcétera. Mañana van a venir con los planes y una maqueta a escala para que yo la apruebe. Cariño, ¿sabes dónde se metió tu hermano?
───. Debe estar con el abuelo Hades ─── Maya se encogió de hombros, mirando fijamente su teléfono ───. Dice Marco que tal vez él venga solo, genial.
───. ¿Qué te pasa a ti con Marco? ─── Carlos dejó el sobre, que ya no le parecía tan importante. Maya miró como se recargaba en su silla, tomando esa pose de rey firme, ella infló sus mejillas sin mirarlo.
───. Nada ─── mintió con voz aguda.
───. Nada ─── la imitó Carlos, Maya lo miró mal ───. No me mientas señorita, te conozco perfectamente bien ─── la señaló con su dedo acusatorio ───. Y Cameron no ha dejado de quejarse.
───. Cameron es un chismoso.
───. Sí, pero mejor para nosotros ─── sonrió burlón ───. Abre el pico, pajarita.
───. No me pasa nada ─── Maya dejó su teléfono con brusquedad ───. Eres igual de chismoso que Cameron.
───. ¿Adivina qué? Soy su padre ─── Carlos se señaló con incredulidad ───. Y si no me lo dices ahora mismo te prohibiré ver a Marco.
