02| Quiero que me extrañes.

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Tomó asiento sobre las cajas y mantuvo su intensa mirada fija sobre la chica que acababa de cerrar la puerta detrás de ella.

Se relamió los labios contorneando con su mirada la silueta de la chica y espero, dejando que en esta ocasión fuera Jennie quien le desabotonase los primeros botones de su camisa. Y así lo hizo, después de sentarse a horcajadas encima de ella, desabotonó uno a uno tres de los botones, dejando una increíble vista a la línea entre sus pechos.

Jennie levantó fugazmente su mirada opacada por el deseo del pecado, encontrándose con la mirada necesitada de Lisa a tan solo unos centímetros de ella.

Parpadeó un par de veces, haciendo a un lado sus inaceptables pensamientos, controlando sus impulsos inadecuados y llevando sus manos hasta los hombros de Lisa. Coló sus manos por debajo de la fina tela de la camisa, sintiendo la tibia y suave piel debajo de sus dedos, además de juguetear brevemente con los tirantes del sujetador.

Lisa cerró los ojos, echando la cabeza hacía atrás al sentir la respiración pesada de Jennie chocar contra la piel de su cuello, provocándole un leve escalofrío.

Ahogó un gemido al sentir sus húmedos labios depositar un igual de húmedo beso sobre su piel, la cual comenzaba a arder por el toque de la chica.

Dejó que un suspiro se escapase por sus labios y dejó caer sus hombros, relajándose por completo y disfrutando de las manos de Jennie pasearse sobre su cuerpo, disfrutando de sus únicos y tan anhelados cinco minutos en el paraíso diarios, dentro de aquel pequeño armario de limpieza y junto a la chica que la volvía loca con sus besos y toques.

Era difícil, porque a pesar de tener los términos de su acuerdo muy claros, Lisa no podía evitar desear más de Jennie. Y aquello no era de extrañar, porque ella nunca había sentido algo igual con nadie, ni siquiera con la chica con la que su madre la había sorprendido en su habitación y era el motivo por el que había terminado en aquel internado religioso.

Lo que sentía por Jennie era diferente, era algo mucho más intenso y difícil de controlar para ella. Pero también era realmente agotador tener que escuchar a todos decir que un amor como el suyo no podía ser. Y para su sorpresa, incluso Jennie le dejaba constantemente en claro que no debían ser vistas juntas, porque claro, siendo Jennie la hija del pastor Kim no podía ser vista junto a la chica que había pecado de la peor manera según todos dentro de aquel internado, algo verdaderamente contradictorio a sus acciones, siendo honestos.

Así que Lisa debía recordarse casi a diario su delicada situación con Jennie y debía repetirse constantemente las palabras "no somos amantes, solo somos extrañas" cada vez que la veía caminar por los pasillos o jardines del internado.

Entre abrió los labios y miró completamente fascinada a la chica sobre ella. No pudo evitar que un gemido escapara por sus labios al sentir a Jennie moverse sobre su muslo de atrás hacia adelante, generando fricción en su entre pierna y logrando que un gemido ronco escapase por los labios que Lisa se moría por besar. Finalmente terminó llevando sus manos por debajo de la falda, aferrándose a las caderas de la chica y siguiendo el ritmo que había marcado a sus movimientos.

Fueron unos minutos intensos entre ellas, Lisa simplemente no podía creerse lo que acababa de pasar entre ellas, sobre todo las reacciones que el rostro de Jennie había tenido al sentir el placer de aquella liberación.

Pero la ensoñación no duró mucho tiempo, y cuando Lisa menos lo esperaba, los "cinco minutos en el paraíso" habían terminado.

Jennie se alejó de ella sin pronunciar palabra alguna y en medio de la oscuridad se las arregló para acomodar la camisa y falda obligatoria de su uniforme.

Un enorme sentimiento de vacío se apoderó de Lisa al observar como Jennie se giraba hacía a la puerta dispuesta a salir y dejar su intenso momento juntas en el pasado.

Lisa sentía la mayoría del tiempo que pasaba alejada de Jennie como si lo que pasara entre ellas dos no fuera lo suficientemente importante para la pelicastaña, como si solo fuera algo pasajero, algo para matar el aburrimiento dentro de aquel internado.

Pero entonces Lisa sentía la respiración de Jennie chocar contra su cuello cada vez que la abrazaba sentada sobre ella, y las dudas parecían desaparecer, o tan solo verse opacadas por la necesidad del contacto en su, ya de por sí, muy ajetreada mente.

Así que antes de que Jennie lograra llevar su mano al pomo de la puerta, Lisa se aventuró a tomar su mano, reteniéndola antes de que pudiera escapar de aquel reducido espacio.

—¿Me extrañarás? —preguntó intentando ocultar la necesidad de una respuesta positiva en su voz.

Jennie miró el agarre de Lisa en su mano para después subir lentamente la mirada hasta encontrarse con los azabaches ojos de la chica.

—Te extraño cada minuto fuera de este armario, Lisa—respondió sonando lo suficientemente convincente como para que Lisa la dejara ir, aunque en el fondo no lo dijera en serio.

Se acercó casi tímidamente hacia ella y depositó un dulce beso en la comisura de sus labios, provocando que Lisa retuviera su respiración. Acto seguido, Jennie se fue dejando atrás a una muy ilusionada y confusa Lisa.

Sin duda alguna Jennie Kim sabía cómo manipular a Lisa con sus caricias y palabras que para sus oídos eran todo lo que necesitaba escuchar. Mientras que Lisa solo quería que Jennie le demostrará más allá de ese armario donde se ocultaban que ella era importante en su vida.

Ella solo quería que Jennie la viera como algo más que una simple extraña, quería ser la responsable de sus sonrisas y no solo la responsable de que perdiera el control cada vez que tenían sus encuentros clandestinos, o como la mayoría dentro de aquel internado dirían: sus pensamientos pecaminosos e impuros.

Lisa quería ser el todo de Jennie, pero sabía que eso era algo imposible.

ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE, CRÉDITOS DE HISTORIA ORIGINAL Y DE AUTOR JULES_RMZ.

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Holaaa.
Espero que les guste esta historia que está muy interesante.
Recuerden votar y dejar sus comentarios.
-Ari07

LA EXTRAÑA FAVORITA - ADAPTACIÓN JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora