Muere Doña Florinda

68 3 0
                                    

El chavo y Ñoño se fueron en el auto de guardabosques. Cuando huían, pudieron oír los disparos desde lejos.

-Tenemos que volver, chavo.

-¿Ahora si te importa Esteban, no?

-No hay tiempo para esto. Solo vuelve.

El chavo dio la vuelta y regreso hacia la cabaña. Sabía que no habían posibilidades de que Esteban sobreviviera a eso. Lo encontró tirado en frente de la cabaña. Los policias no estaban. Debieron de haberse ido.

-Se que Esteban era tu amigo, cha--.

-Míralo, Ñoño, míralo.

El chavo no parecía llorar, pero si estaba muy triste.

-El dio su maldita vida, su VIDA por nosotros, y tu solo dejaste que se muera- volvió a decir el chavo.

-A mi también me agradaba Esteban, pero sabes que no había otra opción. Era nosotros o era el.

-Podiamos haberte tirado a TI a ver si te gustaba.

-Me siento mal por la muerte de tu amigo, Esteban, pero sabes que no existía otra solución.

-Solo volvamos al auto.

Entraron al auto y se alejaron de la cabaña.

-¿Y ahora, adonde te quedaras, chavo?.

-No lo se... creo que me voy a refugiar en una alcantarilla.

-Puedes quedarte en mi casa, si quieres.

-No me quedaré contigo, si eso es lo que piensas.

-Escucha, tu causaste la muerte de mi padre y te perdone.

-Yo ni siquiera tenía intenciones de que muriera, en cambio, tu quisiste que Esteban muriera.

-No quería, solo sabia que era necesario.

-¿Si era necesario, por que no ibas tu?.

-Se que fue egoísta, pero--.

-Solo... callate.

Estuvieron callados todo el camino.

-¿Chavo, son las alcantarillas?.

-Si, idiota, ¿que van a ser?.

-¿Podemos calmarnos?.

-...No.

El chavo entró a las alcantarillas.

-Te pasaré comida 1 vez por semana- dijo Ñoño.

-Como sea.

Ñoño estuvo 1 año dándole una bolsa de comida al chavo 1 vez por semana. Cuando fue a darle comida, el chavo lo recibió.
-Aquí tienes la comida, chavo.

-Gracias.

Kiko se estaba llendo, pero el chavo lo detuvo.

-Ñoño, te quiero decir que lo entiendo.

-¿Qué cosa?.

-El que hayas dejado a Esteban morir.

-No, fue algo egoísta y--.

-No, lo entiendo. Tenías miedo.

-Ok... pero me sigo sintiendo un poco mal.

-No te culpes, solo actuaste en función del miedo.

-Ok.

Ñoño se estaba llendo, pero de repente se olvidó de algo.

-Chavo, tengo una carta para ti.

La Guerra del Chavo del 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora