Capítulo 7

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Wednesday abrió los ojos, cegada por unos segundos por la luz que atravesaba la ventana de la habitación, su cabeza dolía y se sentía algo mareada, además de no recordar cómo había llegado a la cama. Pero esa interrogante pasó a segundo plano cuando se sintió a sí misma desnuda y de paso el peso de un cuerpo a su lado.

Mierda, mierda, mierda y más mierda. Era la única palabra que tenía Wednesday para definir lo que le estaba pasando. Por su mente iban y venían pequeños recuerdos de la noche/madrugada que había vivido junto a Enid, besos compartidos, suspiros robados, caricias dadas con ternura, pero a la vez con pasión... gemidos que se escapaban tanto de ella como de Enid.

¿Cómo mierda es que eso le pudo pasar?, ella tenía reglas, muy básicas, pero las tenía, sin embargo, la noche anterior parecía haber olvidado todas ellas. Mientras observaba a Enid abrazada a ella y tan desnuda como el día en que vino al mundo, no podía evitar reprocharse a sí misma lo idiota que había sido, después de todo había roto una de sus reglas más sagradas.

Wednesday no sabía qué hacer en ese mismo instante, así que solo decidió retirar con cuidado los brazos de Enid y levantarse de la cama, al hacer esto tomó la bata negra que colgaba en el perchero cercano y corrió hasta el baño, cerrando la puerta sin hacer mucho ruido.

—¡¿Cómo pude ser tan estúpida?! —bramó mirándose al espejo—. No puedes desarrollar sentimientos, Wednesday, no puedes sentir, no puedes apegarte a nada ni a nadie, es la ley, es una de tus sagradas reglas —dijo para sí misma, como si fuera un mantra.

Enid por su parte, tan siquiera se había percatado de que Wednesday se había levantado y se había apartado de su lado, se estiró entre las sábanas y en cuanto se descubrió desnuda se paralizó.

—Mierda, mierda, mierda y más mierda —susurró Enid, al parecer era el pensamiento del día—. Ella me va a matar, me va a matar y luego esconderá mi cuerpo y le dirá a Weems que simplemente escape porque era demasiado cobarde para la misión —definitivamente alguien debía empezar a calmarse.

Por la cabeza de la rubia empezaban a reproducirse escenas de lo que había sucedido, alcohol, besos, caricias, más besos y finalmente, ambas en la cama mientras daban y recibían placer, sin embargo, no había sido solo eso, también hubo pasión, deseo y ternura, que estaba ahí y que de seguro se convertiría en una marca indeleble en su corazón, porque no podía negarse a sí misma que le gustaba Wednesday, que había disfrutado esa noche con ella, a pesar de haber sido ambas empujadas por el alcohol.

Pero, por otra parte, tenía miedo, ella solo había planeado todo aquello anoche para poder conocer más a su compañera, no para acostarse con ella, ¿qué pensaría Wednesday de ella ahora?, ¿qué había abusado de su confianza?, pero Enid no tuvo que esperar respuesta alguna, porque en cuanto Wednesday salió del baño su mirada lo decía todo.

—Esto, nunca, pasó —sentenció Wednesday señalándose a sí misma y a su vez a Enid.

—¿Qué? —preguntó Enid perpleja.

—Exacto, eso era lo que quería escuchar.

—¡No, no puedes... no podemos fingir que esto no sucedió, Wednesday! —exclamó Enid—. No sé por qué tienes miedo, pero...

—¿Miedo? —interrumpió Wednesday—. ¿Crees que tengo miedo? —preguntó colérica—. ¡Lo último que tengo es miedo, agente Sinclair!

—¿Ah, sí?, pues no parece, Agente Addams —si Wednesday creyó que Enid se iba a quedar callada estaba muy equivocada—. Te mueres de miedo, miedo a sentir, miedo a dejarte querer.

—¡Eso no es así! —gritó Wednesday exasperada—. ¡Y si por un segundo creíste que esto significó algo, estás muy equivocada!, no significó absolutamente nada.

Just For The Mission (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora