The Mission 3

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Habían pasado unos días desde que a Derek le habían dado la noticia de que debía irse con su pequeña hermana bebé a la casa de sus abuelos, al menos hasta que la misión de sus madres acabará, sin embargo, el joven ojiazul ya había ideado un plan de contingencia, no se apartaría de sus madres, menos cuando esa misión había iniciado con ellos tres. Para ello había roto una de las reglas principales de la agencia: decir que sus madres eran agentes secretas, o bueno, solo se lo contó a sus amigos, ya que ellos eran parte de su plan.

—Si sabes que tus madres te castigarán toda una vida por esto, ¿cierto? —dijo Emily.

—Tú olvida eso, ¿y si nos borran la memoria? —preguntó Ethan, otro de los amigos de Derek.

—Primero, el castigo valdrá la pena si logro ayudarlas y capturamos a Crackstone, segundo, en la agencia no hacen eso, Ethan —respondió Derek a las interrogantes de sus amigos.

—Ok, pero todo esto me genera otras dudas —mencionó Ethan y Emily asintió—. ¿Por qué Rowan está aquí si es hijo de los que se supone tus madres deben atrapar?

Si había algo que identificaba a Derek, era su sentido de lealtad, por ello no solo le había contado todo a Emily y Ethan, también le había contado a Rowan, aunque en un principio, el chico de los lentes se había sentido demasiado abrumado por tanta información y también decepcionado de que Derek le hubiera ocultado todo lo que su padre había hecho, entendió que todo eso había sido porque quería protegerlo. Rowan siempre supo que su padre no estaba en nada bueno, por ende y aunque le dolía, debía ayudar a su amigo para que Joseph Crackstone por fin estuviera tras las rejas.

—Es mi mejor amigo, no lo dejaría fuera de esto por nada del mundo —contestó Derek con honestidad.

—Y ayudaré en todo lo que pueda —agregó Rowan—. Sé que mi padre guarda documentos importantes en su despacho, igual que Laurel, así que si todos juntos estamos en la casa y buscamos, encontraremos algo que por fin los meta a la cárcel.

—Gracias, Rowan —dijo Derek con una sonrisa.

—¡Derek, es hora! —gritó Enid quien estaba al lado del auto en el cual llevarían a Derek y Elise hasta la casa de los señores Sinclair.

—Ya voy, mamá —gritó Derek de vuelta para luego dirigirse a sus amigos—. Ya saben, tienen que ir por mí, los espero a las ocho de la noche por el claro que está cerca de la casa de mis abuelos.

—Estaremos ahí —aseguró Emily determinada.

Con un último abrazo y algunas palabras de ánimo, Derek se despidió de sus amigos y se subió al auto con su hermana Elise. Elise, ajena a todo lo que estaba sucediendo, estaba tranquila en su asiento trasero, jugando con su juguete favorito, después de todo solo era una bebé.

—¿De qué tanto hablabas tú con tus amigos? —preguntó Wednesday, definitivamente a la mayor de los Addams no se me pasaba nada.

—Solo nos despedíamos, también les pedí que me mandaran todas las tareas que nos dieran en estos días, ya saben para no perder el ritmo con las clases —contestó Derek indiferente, aún se encontraba algo molesto con sus madres por separarlo de la misión y mandarlo a casa de sus abuelos.

—Hum —musitó Wednesday, sin creerse del todo lo que su hijo había dicho.

—Derek, sabemos que estás molesto, pero esto lo hacemos por tu bien, los Crackstone son peligrosos y si algo les llegara a pasar a ti o a Elise... simplemente no podríamos perdonarnos —dijo Enid en un intento de conciliar con su hijo.

—Si, mamá, ya me lo han dicho varias veces... lo entiendo, lo saben —respondió Derek sin más, dando paso a un incómodo silencio en el auto.

El viaje hacia la casa de los abuelos fue largo pero tranquilo. Derek estaba perdido en sus pensamientos, repasando una y otra vez su plan en su mente. Sabía que estaba arriesgando mucho al mantener a sus amigos involucrados, pero también sabía que no podía hacerlo solo. Necesitaba su ayuda y confiaba en ellos.

Just For The Mission (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora