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-¿Qué?- consultó Lionel y supo que la había cagado.

-Que me gustas- mordisqueó su labio, si la iba a cagar, la iba a cagar bien. Iba a ir por todo o nada.

-¿Te gusto?- la cara de Lionel era un poema indescifrable.

-Sí- asintió Aimar y ambos se quedaron en silencio, ni una sola palabra salió después de la confirmación que Pablo le había dado.

Para Lionel era una noticia fuerte y para Pablo el que su amigo no dijera nada lo estaba matando. Necesitaba una respuesta, un sí, un no, un algo.

-¿Vas a decir algo?- preguntó Pablo mirándolo, el que estuviera callado lo ponía más nervioso.

-No sé qué decir- confesó Lionel. -Es demasiado nuevo para mí Pablo, yo nunca pensé que iba a gustarte o algo así- asintió mirándolo y Pablo suspiró asintiendo, lo entendía, pero no quitaba que le doliera un poco.

-No sentís lo mismo por mí, ¿No?- preguntó Aimar mirándolo.

-Estoy confundido- admitió.

-Empecé a sentir atracción por vos en este último tiempo- se rascó la nuca y para Aimar una ilusión, una pequeña esperanza había crecido en su interior.

-¿En serio?- trató de ocultar su sonrisa aunque falló rápidamente, la felicidad que recorría su cuerpo era inmensa.

-En serio- sonrió un poco al ver a su amigo con esa sonrisa tan bonita en su rostro. -Pero no quiero hablar de eso ahora, mejor descansemos- asintió Lionel y Aimar sonrió de acuerdo con él.

Se acomodaron apagando un velador que Aimar tenía en su mesa de luz, que en algún momento de la charla Lionel lo había encendido para ver al dueño de casa. Ambos se quedaron viéndose en la oscuridad hasta que Aimar se acercó un poco más a Lionel.

-¿Qué haces?- habló Aimar susurrando mientras sentía que Lionel lo giraba sin poder mirarse.

-Cucharita- susurró pegándolo a él y lo abrazó.

Pablo se sentía en un sueño, realmente no podía creer que le estaba pasando algo que hace poco tiempo deseaba con su vida. Lionel deslizó sus manos dentro de la remera de Aimar, este se removió tensándose, se había puesto nervioso. Los dedos de

Scaloni se deslizaban con suavidad sobre la cintura de Pablo quien respiraba hondo tratando de no chillar por la emoción que esto le estaba generando. Mientras que para Lionel todo era un poco nuevo no podía negar que algo le estaba pasando con Aimar, y aunque no estuviera seguro de qué era eso que sentía iba a averiguarlo en el camino.

[...]

El ruido de los nudillos tocando la puerta hizo que los dos adolescentes se despertaran.

-¡A desayunar!- se escuchó por parte de Mary y se movieron un poco en la cama separándose.

-Que fiaca- balbuceó Aimar.

-Está para quedarse en la cama- Lionel se rió bajo y pegó a Pablo a su pecho abrazándolo.

-Me gusta esto- susurró Aimar mirándolo.

Scaloni asintió, a pesar de sentirse confundido sabía que algo sentía por su amigo. Y es que lo llenaba de alegría verlo sonreír o hablar sobre lo que le gustaba, sentía algo al ver a Pablo que no había sentido con nadie más.

-A mí también me gusta esto- asintió Lionel sonriendo y después de un rato más en la cama ambos se levantaron a desayunar.

El desayuno fue tranquilo, solo ellos dos en la mesa compartiendo sonrisas cómplices que delataban un poco la química que había entre ellos.
Después de desayunar y lavar lo usado, salieron al patio sentándose debajo de un sauce que Aimar tenía en el patio.

-Me encanta este árbol- sonrió Aimar recostándose en el tronco del árbol.

-Es lindo- asintió Lionel sonriendo y Pablo apoyó su cabeza en el hombro de su amigo, se sentía tan feliz.

-Lindo como vos- agregó en voz baja y Pablo se giró sonriendo.

-¿Lindo como yo?- sonrió mirándolo y Lionel asintió mirando hacia otro lado, si bien era bastante audaz le estaba dando un poco de pudor decirle ese tipo de cosas o actuar de cierta manera con su amigo.

-Sí- rió bajo mirando el pasto.

-Ay, se pone tímido- rió Aimar y Lionel giró la cabeza mirándolo inmediatamente.

-Cállate vos- negó apuntándolo con su dedo índice.

Y así pasaron el resto de la tarde, como siempre, aunque no se sentían igual que siempre. Algo les pasaba cuando veían al otro sonreír y que fuera mutuo cambiaba todo.
Después de comer, a pesar de que Aimar no se veía muy convencido, Lionel lo llevó hasta un hotel abandonado que quedaba a la vuelta de su casa.

-Estoy cagadísimo, vámonos- negó Aimar viendo el edificio frente a él.

-Dale, vení, cagón- negó Lionel agarrando su mano adentrándose en el edificio.

Subieron dos pisos rápidamente gracias al miedo que Pablo tenía. Luego de eso, llegaron hasta el tercer y último piso y Lionel caminó hasta una escalera que se dirigía al techo.
Pablo lo siguió agarrando su mano y al llegar al techo pudieron ver el cielo despejado y lleno de estrellas.

-Que lindo- sonrió Aimar y rió viendo a Lionel acostado en el piso. -Eso debe estar todo mugriento- negó riéndose

-Un poquito nomás- rió mirándolo y palmeó el piso a su lado, Pablo dudó pero se acostó junto a él.

Y así fue como el día terminó, con Aimar expresando y confesando el interés que tenía por Scaloni. Y este declarando también la atracción que había empezado a surgir en él por Aimar.













898 palabras
n/a: decidí q va a ser un mini fic, y nada eso, comenten💞

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; 𝘀𝗰𝗮𝗶𝗺𝗮𝗿 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora