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Una semana después..

Lionel y Pablo habían empezado a juntarse más seguido, tener más contacto, más abrazos y de vez en cuando un par de mimos.
Y más allá de todo ese tiempo juntos esto no quitaba la confusión de Lionel, para él era un poco complicado aceptar su sexualidad y mucho más por el grupo de amigos que solía tener, habían colmado su mente de comentarios homofóbicos y si bien Lionel se había dado cuenta de que no estaba mal gustar de un hombre aún le costaba aceptar que Pablo le gustaba.

-¿En qué pensas tanto?- preguntó Aimar mientras sacaba pasto de la orilla del río.

-En nada- negó Scaloni mientras miraba el cielo.

-Que creíble eh- negó hablando sarcásticamente, Lionel no era muy bueno ocultando cuando estaba pensativo.

-No jodas Pablo- murmuró refregandose la cara, a Pablo no le gustó el tono de voz de su amigo.

-¿Qué te pasa Lionel?- habló con cierto enojo, no entendía el por qué de su actitud, él no le había hecho nada.

-Nada Pablo, nada- contestó frustrado y esto solo enojó más a Aimar.

-Anda a cagar boludo- murmuró el de rulos mirándolo con enojo mientras levantaba su campera.

-¿Qué te pasa Pablo?- habló como si no lo hubiese tratado mal.

-No, ¿A vos qué te pasa? Pedazo de boludo- murmuró en voz baja para sí mismo la última parte que Scaloni pudo escuchar aún así.

-Sos un forro- rodó sus ojos levantándose también.

-Bueno, ¿Sabes qué? Andate bien a la mierda- dijo esta vez con fuerza y lo empujó, Pablo no era una persona violenta ni mucho menos pero cuando lo trataban mal lo sacaba de sí.

-No me jodas más, pedazo de puto- murmuró Scaloni devolviendo el empujón, Aimar sentía que no conocía a Lionel.

-Cuando se te pase la boludez, no me busques- escupió con enojo Aimar, se sentía herido y molesto, realmente no comprendía el supuesto enojo que Scaloni manejaba.

El cordobés agarró las pertenencias que llevaba con él y caminó hasta su casa, realmente se sentía mal y por una parte era por todo lo que Lionel le había dicho y por las actitudes que había tenido con él pero también era por como él mismo lo había tratado. Pablo odiaba tratar mal a la gente y mucho más a Lionel aunque este se lo hubiese buscado.

-Bebé- sonrió Mary viendo a Pablo entrar por la puerta.

-Mhm, hola ma- murmuró Aimar desanimado mientras dejaba su mochila en el sillón.

-¿Y Lio?- preguntó alzando una ceja, notó el cambio de humor en su hijo.

-En su casa- murmuró alzando los hombros mientras sacaba un vaso.

-¿Cómo la pasaste?- preguntó doblando ropa.

-Normal- murmuró Pablo bebiendo el agua y Mary supo que algo no andaba bien. Casi siempre que Aimar salía con Lionel volvía feliz, contando cada detalle de la salida, obviando los mimos y otras cosas que su madre no tenía porque enterarse.

-¿Pasó algo en la salida hijo? Sabes que podes contarme todo, soy tu eterna confidente- sonrió Mary dejando la ropa a un lado y acariciando el montón de bucles.

Pablo suspiró sabiendo que su madre sabía leerlo por completo, de cabeza a pies, se daba cuenta de cómo se sentía con solo verlo.

-No sé qué le pasaba a Lio, me trató re mal- murmuró abrazando a su madre, se sentía tan reconfortante un abrazo.

-¿Y le preguntaste qué le pasaba hijo?- correspondió el abrazo sobando su espalda con suavidad.

-Sí pero no me contestó- negó. -Solo me trató mal y yo lo traté mal, y no quiero estar así- habló rápidamente y un sollozo se escapó de él, a Pablo le afectaba demasiado estar peleado con Scaloni.

-Llorá chiquito- murmuró su madre besando su cabello y Aimar solo pudo descargar lágrimas en el hombro de su madre.

Después de un buen descargo de Pablo con su madre, este fué a ducharse mientras Mary se lamentaba por la pelea de los adolescentes.
Mientras todo esto sucedía, a unas pocas casas, Scaloni usaba su bolsa de boxeo en busca de descargar la frustración que sentía. Y por más de que pegara más fuerte, más suave o con mucha velocidad, nada podía hacer que su frustración y enojo con sí mismo se fueran.
Su frustración era debido al lío que era su mente, esta no dejaba de gritar cosas sobre Pablo y su orientación sexual por lo que su mente se veía agotada. Y por otro lado, el enojo que cargaba con sí mismo se daba por haber tratado tan mal a Pablo, si Aimar era un sol, ¿Por qué lo había tratado así? ¿Por qué en vez de agradecer su interés por su estado simplemente lo insultó?

[...]

Después de pensar, y pensar mucho, Scaloni había decidido ir a ver a Pablo, ir a disculparse y hablar de lo sucedido.
Antes de ir a la casa de Aimar, Lionel había pasado por una florería pidiéndole a la mujer detrás del mostrador una opinión sobre que ramo debería llevar si quería pedir disculpas.
La mujer, dueña del local, le aconsejó llevar un ramo de lirios y como Lionel realmente no sabía mucho sobre romanticismo y temas relacionados decidió hacer caso y llevó aquel ramo a la casa de Aimar.
Al llegar tocó la puerta y al abrirla no se encontró con quien esperaba encontrarse.







888 palabras
n/a: número angelical hermanas💪🏻
no pensaba hacer este fic tan largo pero le agarré cariño, yy ya empecé a escribir/planear el fic de juli con enzo, comenten💘💘

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; 𝘀𝗰𝗮𝗶𝗺𝗮𝗿 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora