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Los nervios que Aimar sentía lo hacían pensar que en medio de aquella ceremonia iba a caer al piso por alguna falla en su corazón y es que este mismo latía como si no hubiera mañana.
Pablo respiraba hondo mientras veía a Román planchar su traje con la mayor delicadeza posible.

-Estoy cagado hasta las patas- admitió Pablo moviendo su pierna de arriba a abajo.

-¿Por qué? Es Lionel boludo, solo pensá en la felicidad del momento hermano- asintió y le pasó el pantalón perfectamente blanco según Pablo era un pecado usar un pantalón así de pulcro pero la situación lo ameritaba, era nada más y nada menos que su boda.

-Igual, toda la gente que quiero, que nos quiere mirándonos- pensó Pablo mientras buscaba un par de medias que ponerse.

-Justamente, los aman, ¿Qué puede salir mal?- planchó la camisa de Pablo y se la pasó.

-No sé- revolvía su cajón de ropa interior.

-¿Qué tanto escarbas?- frunció el ceño mirándolo.

-No encuentro las medias que compré- se quejaba Pablo y su mente se encendió. -No las compré- abrió su boca y se cubrió el rostro con las manos.

Después de tanta preparación sobre la boda, que la comida, que los centros de mesa, que la decoración y muchos etcéteras Pablo se había olvidado de comprar medias blancas y tampoco tenía unas porque según él era demasiado tedioso tener que lavarlas a mano para quitar las manchas.

-Ponete cualquiera- le restó importancia su amigo pasandole el saco.

-No las compré, soy un boludo- se quejaba Aimar de sí mismo buscando algún par de medias discreto.

-Ya está Pablo, en lo menos que se van a fijar es en las medias que tenés puestas- asintió con toda la razón del mundo pero al cordobés le frustraba que las cosas empezaran a salir contrarias a lo que el había planeado.

Y esto también le daba un poco de miedo, le había llevado meses planear cada detalle de aquel día tan especial. Era muy importante para Aimar que las cosas salieran tal cual las había pensado y planeado con dedicación pero obviamente no todo iba a ser como él quería comenzando por las medias.

-Pablo cálmate- habló Román viendo como su amigo puteaba por lo bajo, ya estaba enojado y frustrado.

Y cuando Pablo se frustraba dejaba las cosas a medio hacer, mandaba a todos a la mierda y soltaba un par de lágrimas porque las cosas no eran como las expectativas que tenía.
Pero no iba a hacer esto hoy, no el día de su boda, tal vez si se le escaparían un par de lágrimas pero no iba a dejar las cosas a medio hacer.

Mientras Pablo sufría un pequeño colapso por las medias Lionel repasaba sus votos por milésima vez. Quería decirlos bien, sin trabarse o cambiar aquel discurso que había elaborado con mucho esfuerzo y varios días de anticipación, pensando a detalle en qué quería decirle a Pablo el día de su boda.

El sol bajaba poco a poco anunciando que dentro de un par de minutos Pablo tendría que hacer su entrada.

-Payasito- Pablo rió por el apodo y miró a Román.

-¿Qué pasa?- preguntó mirándolo.

-Anda cambiandote que falta poco- lo sacudió por los hombros y Pablo respiró hondo asintiendo.

Riquelme salió de la habitación dejando que su amigo se cambiara, se puso el pantalón, la camisa y el saco.
Y como no encontró una media decente y limpia fue por sus medias verde flúo que rogaba que nadie notase.

-¿Ya 'tas?- preguntó Román y Pablo asintió dejándolo entrar.

-¿Sabes algo de Lio? ¿Ya se cambió? ¿Los invitados llegaron?- preguntó un poco, bastante, ansioso. Riquelme rió.

-Ya está cambiadito y en un ratito entra- rió. -Y ya está la mayoría- asintió y Pablo respiró hondo atándose los cordones de sus zapatos.

-Dios estoy cagadísimo- dió unos saltos tratando de descargar los nervios pero no sirvió.

-Te va a ir bien papá- rió dándole una palmada en la espalda.

Unos cuantos minutos pasaron y Lionel entró con sus nervios a mil, tenía miedo de que algo saliera mal y que a Pablo no le gustara.

-Ya tenés que salir- dijo Román asintiendo. -¿Quién te lleva al final?- preguntó ya que Pablo no había decidido a una persona para que lo llevase al altar.

Pablo sonrió y por fin decidió.

-Vos- asintió y Román sonrió mientras lo tomaba del brazo para caminar hasta donde la ceremonia estaba por darse.

Ya estaban a unos metros del altar cuando la música comenzó a sonar y Pablo respiró hondo caminando con su mejor amigo.
Lionel, a penas la música empezó se giró por completo viendo a su gran amor caminar hacia donde el se encontraba, sonrió.

-Manso cagaso- le susurró Román a Pablo cuando lo sintió temblar, Aimar asintió soltando una risa baja.

Al llegar al altar, Riquelme besó su mejilla yéndose a sentar y Pablo subió las pequeñas escaleras quedando frente a frente con Lionel.

-Estas precioso- sonrió el más alto.

-Gracias- rió bajito tomando su mano con fuerza.

El cura comenzó con la ceremonia dando un pequeño sermón ya que Pablo le había pedido acortar esa parte lo más posible ya que era aburrido según él, la cara del cura en ese momento fue un poema pero aceptó.

-¿Tienen votos?- preguntó y ambos asintieron.

Ambos se giraron quedando frente a frente y tomaron sus manos haciendo su agarre bastante fuerte.
Lionel empezó.

-Pablo, amor- dijo y tomó aire. -Estoy muy feliz de compartir este momento con vos y toda la gente que nos quiere. Desde esa noche que me dijiste que te gustaba, allá cuando teníamos dieciséis, me dí cuenta de lo mucho que me gustabas- admitió recordando aquella noche. -Y ahora, a nada de casarnos quiero decirte que estoy más que feliz y emocionado por compartir mi vida con vos- sonrió mirando como a Pablo se le ponían los ojos llorosos por la emoción.

Después de los votos de Pablo y de dar el definitivo sí se fundieron en un beso dulce, lleno de cariño y tratando de demostrar todo aquello que no sabían como expresar en palabras.

[...]

Después de la ceremonia todos los invitados y la pareja habían ido al salón de la celebración o más bien joda.
Música fuerte, familiares bailando aunque fuesen demasiado malos y todos con un trago en la mano.
Después de haber brindado y ya con un par de invitados volviendo a su casa la pareja se encontraba sentada en su mesa.
Pablo apoyaba su cabeza en el pecho de Lionel, le dolían los pies por los zapatos.

-Te amo tanto- habló Aimar dejando su copa en la mesa y Lionel se giró mirandolo.

-Te amo bonito- besó los labios de su esposo.










1121 palabras
n/a: holaa, queda un solo extra más y se acabó😭 les gustaría otro fic d esta pareja? tengo un par de ideas, gracias por todo el apoyo💞💞

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; 𝘀𝗰𝗮𝗶𝗺𝗮𝗿 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora