11

942 109 62
                                        

-¡Lio otra vez!- escuchó Lionel que se encontraba en su habitación, frunció el ceño y buscó a su esposo.

-¿Qué pasa amor?- preguntó frunciendo el ceño al ver a Aimar refregando su rostro arrodillado en el piso.

Hacía pocos meses se habían mudado casa propia y recién ahora habían empezado a pintar, el fin de semana, el clima y tener la pintura parecía colaborar pero Lionel no.

-¡Mirá lo que hizo Lio!- se quejó con la pared con manchas de diversos colores.

En un principio, la primera vez que su hijo había manchado la pared con pintura a Pablo le había parecido algo tierno ya que su pequeña mano había quedado plasmada en la pared por lo que la dejo allí.
Pero como el chiste no era contado por primera vez Pablo no reía, por poco lloraba. Había pintado toda la tarde el pasillo para que el pequeño Lionel, sí, nombrado como su padre, arruinase el  pulcro blanco de la pared.

-Ay mi amor- aguantó la risa Lionel, le resultaba tierno y gracioso.

-Vos te reís y te corto las bolas- lo señaló con su dedo.

-Epa, qué boquita que tenés Pablo Aimar frente a tu hijo- rió mirando la pared. -Tenemos que esperar que seque y de ahí pintarla de nuevo amor- asintió.

-Ya sé, pero una banda de tiempo hasta que seque y todo- se quejó Aimar lavándose las manos.

-Y bueno, no queda otra- rió estampando en su mejilla un beso sonoro haciendo que a Pablo se le olvide hasta el apellido.

La burbuja que se había creado parecía que no iba a romperse hasta que un ruido lo hizo.
Pablo miró a su esposo bastante alarmado y corrió buscando al pequeño Lionel de cuatro, casi cinco, años.

-Ay Lio- respiró hondo Pablo viendo que su hijo se encontraba en perfecto estado, lo alzó entre sus brazos abrazandolo, el niño sonrió.

-¿Todo bien?- se acercó Scaloni a Pablo y a su pequeño hijo.

-Como pa' salir de apuro con vos- negó Pablo soltando una risa mientras sostenía al niño.

-Caigo re tarde para estas cosas- negó acariciando el cabello de Lionel.

[...]

-Saben, saben lo que hizo- cantaba Pablo cortando tomates con su pequeño sentado en la mesada.

-El famoso mono liso- rió el más chico de la casa viendo a su padre cocinar.

-A la orilla de una zanja, cazó viva una naranja- cantó el cordobés dándole un toquecito en la nariz al morocho.

-¡Qué coraje, qué valor!- Lionel amaba esa canción, disfrutaba cuando iban en el auto y sus padres le ponían ese tema.

Aunque se olvidó el cuchillo, en el dulce de membrillo, la cazó con tenedor... Siguió sonando de fondo mientras Aimar preparaba la ensalada con dedicación.

Tanta dedicación y concentración hizo que en un descuido dejase un cuchillo al lado del pequeño haciendo que su curiosidad lo tome y termine por hacerle una herida superficial.

-¡Papá!- se quejó tomando su pequeño dedo.

Pablo se giró asustado dejando todo lo que hacía para atender a su niño.

-¿Qué pasó mi amor?- preguntó con preocupación y el menor le enseñó su dedo con la pequeña herida. -Ay Lio- corrió cada cosa que estaba encima de la mesada y buscó el botiquín del baño. -Volví, volví- avisó como si el niño no pudiese verlo.

-Me duele- se quejaba el más chico.

-Ahora te pongo una curita y te deja de doler- asintió sonriendole y envolvió la leve cortadura con la curita para después dejar un pequeño beso sobre esta.

Lionel sonrió, amaba la delicadeza de Pablo para hacer absolutamente todo, mientras que su papá Lionel.. Bueno, ya prefería que ni le cortase las uñas, aunque aún así lo amaba.

-¿Cuándo vuelve papá?- puchereó el más pequeño, Pablo sonrió.

-Fue a comprar unas cosas chiquito, ahora vuelve- asintió mirándolo. -¿Me ayudas a terminar de cocinar pulguita?- preguntó y el niño asintió emocionado por ayudar a su padre.

Claro que las ayudas eran con tareas simples con tal de entretener al más chico y a poder terminar de cocinar a la vez que lo cuidaba.
Después de terminar y también poner la mesa, la puerta se abrió dejando ver a Lionel con bolsas de tela en su mano, Pablo siempre lo obligaba a llevar aquellas para dejar de usar las de plástico.

-Volví, espero que no me hayan extrañado mucho- habló Lionel altanero haciendo que Pablo ría.

-Ni nos dimos cuenta que te fuiste eh- mintió riendo y se dieron un beso corto.

-Yo sí te extrañé- apareció Lionel abrazando a su padre.

-Mirá vos, panqueque me salió el nene- rió Pablo haciéndole cosquillas al niño.

-¡Defendeme pa! ¡Defendeme!- reía y ya tenía a sus padres complotados haciéndole cosquillas.

Después de un rato más de juegos Pablo había apurado a quienes se nombraban igual para comer.
La cena había sido corta pero tranquila, los adultos hablaban mientras que el pequeño Lio veía por la televisión un partido que apesar de no entender mucho le generaba emoción, ilusión.

-Bueno changuito, a dormir- habló el cordobés después de levantar la mesa, Lionel se quejó cuando este apagó la televisión.

-No quiero- lloriqueó el otro a pesar de estar cansado.

-Dale Lio, estás cansado- negó Aimar y junto a Scaloni lo llevaron a la habitación.

Mientras Pablo tendía la pequeña cama, Lionel cambiaba la ropa que el más chico había usado por un conjunto deportivo pata dormir, Scaloni solía decirle que era para que sueñe con ser campeón.

-'Ta la camita- habló Pablo sonriendo y el hijo de la pareja cayó rendido a la cama cerrando sus ojos en un instante. -Te amo hijo- besó su frente creyendo que Lionel estaba dormido.

-Yo más pa- balbuceó el otro.

Scaloni veía la escena con ternura.









n/a: siento q esta lindo😭, espero les guste gracias por todo el amor💞💞💞

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; 𝘀𝗰𝗮𝗶𝗺𝗮𝗿 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora