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Su primer cita.
Era la primera cita que Pablo y Lionel iban a tener en su vida y entre ellos.
Ninguno de los dos había tenido novio o novia aún y tampoco habían experimentado tanto en el terreno amoroso-romántico.
Un día de la semana pasada Lionel le había dicho a Pablo algo así como una invitación a una cita, bueno, todos sabemos que Scaloni no es el más indicado para hablar de sentimientos y esas cosas.
El día había llegado y Pablo se encontraba "sufriendo" por no saber como vestirse, Lionel lo había invitado a merendar, pero ¿Cómo iba? ¿Formal? ¿Tranqui? ¿Como siempre? Sin duda no sabía como ir pero la hora ya estaba llegando y aún tenía que caminar hasta el lugar donde Lionel lo había citado.

Después de revolver absolutamente todo su armario terminó poniéndose algo básico pero según él estaba bastante bien.
Saludó a su madre y salió de su casa empezando a caminar hacia una plaza no tan concurrida.
A Pablo siempre le había gustado y no entendía realmente por qué la gente no iba seguido o siquiera iba. Solía decir que era una joyita oculta de la ciudad.

-Hola- escuchó una voz que reconoció al instante y se giró sonriendo.

-Hola- miró a Lionel con su corazón empezando a palpitar con demasiada rapidez, efecto Scaloni, no lo entenderían.

-¿Cómo estás?- preguntó Lionel besando su mejilla más cerca de sus labios que lo común, Pablo sonrió por la acción.

-Todo bien, ¿Vos?- preguntó mientras lo seguía, Lionel había empezado a caminar adentrándose un poco más en la plaza.

-Todo bien- sonrió mirándolo de reojo, ambos se sentaron en el pasto mientras Lionel sacaba lo que había llevado.

Pablo todavía no creía lo que estaba viviendo. Realmente le parecía algo irreal estar en una cita con quién hace pocas semanas era solo su amigo y no tenía ni una mínima idea de su atracción.

-Le pedí a mi mamá que te haga las galletitas esas de limón, esas que te gustan- rió Lionel comentandole.

-Más chu el Lio- rió molestandolo y besó su mejilla.

-Encima que te traigo las galletitas me jodes Aimar- fingió dolor y ambos rieron.

Fue una tarde tranquila, charlaron sobre nada y sobre todo, sobre cosas importantes y otras no tan importantes. Vieron como el sol bajaba ante sus ojos pintando el cielo con tonos rojizos y anaranjados, creo que no había nadie más fan de los atardeceres que Aimar.
También hubo momentos donde las palabras estaban de más y con solo miradas podían entender y sentir cada cosa que pasaba por la mente del otro y es que tampoco era tan difícil, sus ojos gritaban el nombre del otro.

-Gracias- soltó Aimar de la nada, seguían sentados disfrutando de la tarde.

-¿Gracias por qué?- preguntó frunciendo el ceño mientras lo veía.

-Por esto, la cita, los detalles- alzó sus hombros sonriendo. Los detalles siempre eran lo más importante, ahí es donde se notaba el real interés y el verdadero amor.

-Por vos hasta la luna- admitió Lionel jugando con el pasto.

-¿Sí?- sonrió Aimar mirandolo, sentía que su corazón iba a estallar, sus mejillas ardían y tal vez era una mezcla del sol y lo que Lionel generaba en él.

-Obvio- agarró su mano con suavidad entrelazando cada uno de sus dedos, ambos sonrieron.

Los dos se sentían en paz con el otro, sentían cariño, unión. Tal vez era el tiempo que llevaban conociéndose que los hacía sentir hasta más unidos, o capaz y era como Pablo creía, todo obra del destino.

-Me gustas- susurró Lionel aún con sus manos entrelazadas solo que esta vez ambos se habían acostado en el piso.

Pablo sintió sus mejillas calentarse y recordó aquella noche con una sonrisa en su rostro.

-Vos a mí- se giró hablando en el mismo tono de voz.

La mano de Lionel había cambiado de posición, ahora se encontraba acariciando el rostro de Aimar. Su piel era suave y le encantaba que cada vez que tocaba su lunar característico por alguna razón Pablo soltaba una pequeña risa.
Solo un rato de mimos bastó para que la luna apareciera haciendo que ambos se levanten para dar por finalizada la cita.
Entre los dos recogieron las cosas y caminaron con lentitud, ninguno quería que el día acabara, si pudieran elegir en el futuro algún día para revivirlo sin duda hubiesen elegido este.

-Me encantó- admitió Aimar sonriendo como un boludo. Sentía tantas emociones recorrer su cuerpo, las mariposas en su estómago no cesaban y el amor por Scaloni tampoco.

-¿La cita?- sonrió Lionel, a él también le había encantado.

-Sí bobo- rió y tomó su mano como cuando estaban recostados, ahora caminaban con sus manos entrelazadas.

-Bueno, bueno- rió y solo un par de metros faltaban para llegar a la casa de Aimar.

"Vamos Lio" "Vos podés" "No seas cagón"

Repetía en su mente cada un segundo, había pensado en hacerlo hace tiempo pero tenía que buscar ese momento en donde todo fuese perfecto y cuando pensara en aquella primera vez pudiese sonreír.
Y no, no hablaba de algo referido al sexo o algo por el estilo, pensaba desde hace tiempo que quería probar los labios de Aimar.

-Llegamos- sonrió Pablo, apenas veía a Lionel por la oscuridad de la calle.

-Llegamos- asintió soltando una risa baja, una risa nerviosa.

-¿Todo bien?- frunció el ceño notando un pequeño cambio de actitud, Lionel se acercó a él un poco más quedando casi pegados.

-Todo bien- asintió y acarició su mejilla sujetando su mentón, Pablo mordió su labio aprovechando que Lionel no lo vería.

Aimar también moría por probar esos labios.

-¿Puedo?- preguntó de una vez Scaloni y Aimar asintió con los nervios a flor de piel.

Y ese asentimiento hizo que Lionel se olvidara de todo y se agachara un poco para poder besarlo de una vez.
Pablo movía sus manos nervioso hasta que sintió los labios de Lionel encima de los suyos.














990 palabras.
n/a: espero les guste, comentenn💞💞

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; 𝘀𝗰𝗮𝗶𝗺𝗮𝗿 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora