Prólogo

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Isaac

Recuerdo que de niño mis padres decían que hay una fuerza imparable que marca y guía nuestro camino desde el momento en el que nacemos.

Algunos pueden llamarlo destino, otros que es la historia de las personas escritas en algún lado o incluso para aquellos religiosos es su Dios quien marca su camino y deciden quienes son los afortunados de vivir tanto en la parte buena como en la mala de su creación.
Sinceramente cuando escuché eso por primera vez, pensé que era algo injusto ya que era algo que alguien o algo más aparte de ti, escogían y tomaban las decisiones que a uno le correspondían. Mi pensamiento no ha cambiado desde entonces pero tenía que tragarme todos esos tontos discursos que mis padres me daban sobre que el camino que usaba todos era perfecto tal y como estaba.

¿A qué quiero llegar con está plática? Pues cuando estás en medio de un callejón acostado encima de bolsas de asquerosa y olorosa basura mientras el sol sale por el horizonte realmente te hacen pensar en la vida o en estupideces del pasado.

Parpadeo unas cuantas veces tratando de que el sueño que mi cuerpo y mentalmente se sintieran en ese momento se desvanezcan rápido, ya había sido suficiente pasar casi cuatro horas ahí tirado porque uno de los tontos borrachos del bar donde trabajo se le ocurrió que era buena idea partirse la cara con otro tipo en el lugar y pues claro tuvimos que separarlos y sacarlos del lugar, creo que ya deben hacerse la idea de a quién mandaron para esa tarea.

Lleno mis pulmones de todo el aire que puedo aunque el olor asqueroso de la basura me hace toser un poco, lo suelto de a poco para levantarme con algo de dolor de espalda por lo que muy a mi pesar y dolor me la trueno para poder caminar bien al lugar de donde venia.
No tuve que caminar mucho ya que literalmente estaba enfrente por lo que solamente suspiro entrando al lugar viendo cómo ni siquiera la persona que limpia en las mañanas está aún, con eso me hago la idea de lo temprano que es así que me dirijo a la habitación de los empleados.

Saco mis cosas pero en vez de ponerme la ropa solo la guardo en mi mochila, no voy a apestar otro cambió de ropa así que iré con la ropa de empleado hasta mi hogar. Después de unos minutos de haber recogido todo voy a lo que más me interesa y es el sobre amarillo que estaba ahí y lo abro para ver como el contenido eran aquello por lo que estoy en ese asqueroso lugar, por lo que al ver cómo me faltaba paga veo que hay una carta doblada y al ver la letra de mi jefe me hace entender el porqué.

"Lo siento niño, pero no terminaste tu jornada de la noche así que tuve que descontártelo de la paga, la próxima deberías evitar meterte en problemas"

–Si me meto en problemas es porque usted hace que me meta en ellos, maldito borracho barrigón traga pingas. –Digo guardando mi dinero en el bolsillo de mi mochila-

Con eso listo y con mi humor en los suelos me dirijo a la salida nuevamente pero cuando estaba por salir veo como la señora de la limpieza empezaba su jornada por lo que me detengo en la puerta viendo mi reloj que cabe destacar que tiene el vidrió roto peor aún puedo leer la hora.

5:30

Aún tengo algo de tiempo por lo que dejo mi mochila de lado para tomar una escoba y pala empezando a barrer el piso del lugar mientras ella limpiaba la barra.

–Isaac, ya hemos hablado de esto, no debes ayudarme cuando tu turno termino hace horas y además sabes que el jefe no te paga las horas extra. –Dijo Rita, la señora que ahora me ve con el ceño fruncido y la nariz arrugada de forma tierna-

Y es verdad, no es mi deber ayudarla ya que solamente me desgasto más de lo que ya lo estoy. Pero ella es una madre de tres hijos con un esposo que solamente sirvió para donar el esperma para concebirlos y un hermano con autismo, puedo ser una mierda pero tampoco un desalmado para ayudarle un poco.

Mortuus Ante VictusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora