Capítulo 6

9 3 5
                                    

Isaac

Empecé a venir al hospital de la ciudad más veces de las que me gustaría admitir abiertamente, mi hermana era la razón de ello y estar revisando su progreso junto a los chequeos para asegurarme de que nada este yendo mal, lo cual por lo menos no me han dado ninguna mala noticia así que supongo que es ganancia.
Pero mientras más tiempo pasaba ahí, más tiempo me daba cuenta de los niños que estaban en ese lugar, diferentes casos de diferentes enfermedades siendo tratadas, algunas eran curables y otras solamente eran cuestión de tiempo antes del deceso.

Debo admitir que para una persona que no busca destacar o tan siquiera que se quiera involucrar en los asuntos de las demás personas, no podía dejar ver como la luz que los niños deberían tener a su edad, se fuese apagando poco a poco sin que alguno haya podido experimentar lo que era une buena infancia. Sé lo que es eso y no podía quedarme de brazos cruzados dejando que algo así pasara, bien podría ser mi hermanita la que pasara por eso y si nadie pudiera hacer eso por ella solamente me haría sentir peor.

Por lo que al principio tuve que hablar con el doctor en jefe y luego esperar a que se discutiera mi oferta, algunos estaban indecisos de que un completo extraño solamente se acercara a los niños para hacerlos reír, sinceramente si alguien me llegara con una idea así pensaría que es un pedófilo o algo, pero solo tuve que agregar mis motivos y que me negaba a aceptar a algún pago por lo que hacía y que todo material que fuese a usar sería sacado de mi bolsillo. Por lo que se podrán imaginar, con esas dos cosas ellos de inmediato me dieron el permiso.
Y así lo hice, justamente empecé a venir a hablar con los niños primero, para que me conocieran un poco, algunos eran reacios a recibir a un completo desconocido y era algo que entendía completamente, algunos eran sorprendentes que siendo tan jóvenes decían tan fácilmente que iban a morir sin poder evitarlo, que Dios los había dejado y que solamente eran una carga para sus familias.

Era doloroso todo eso, por lo que con cada visita llevaba algunos juegos de mesas, pelotas, muñecos e incluso cuando lograba ganar algo extra compraba alguna de esas consolas de segunda mano que venden en algunas tiendas. Sinceramente ese era uno de los gastos que tenía también y por los que ahorraba tanto además de los medicamentos, y aparatos que mi hermana necesita, pero al ver como poco a poco los niños se iban acostumbrando a mi presencia que incluso algunos me hacían unos dibujos como regalos, me hacía ver que valía la pena.

Algunos eran aún algo indiferentes o reacios conmigo, más que nada los nuevos que llegaban cada tanto, por eso siempre trataba de variar en lo que hacía. Desde interpretar cuentos con marionetas, hacer de payaso, hacer pequeños torneos de juegos, entre otras cosas que se me ocurrían para que jamás se aburrieran.

No me pregunten cuando o como pero Urs, se enteró de lo que hacía y se ofreció a ayudarme lo que me pareció algo levemente bueno ya que los niños suelen entenderse mejor entre ellos, por muy irónico que suene. Y más me ayudo al ver como ella añadió a las cosas que hacíamos con los niños, y eso era en lo que mi hermana más amaba.

El baile.

Verla bailar era como ver a un pequeño angelito moverse entre las nubes, la gente siempre que la veía bailar le hacían cumplidos sobre lo bello que lo hacía y que tendría un futuro como bailarina. Debo admitir que conseguirle una escuela de danza fue algo difícil, pero se lo debo a la señora Montenegro, como todo lo demás.

Tanto fue el gusto de los niños por mi hermana, que incluso algunos le pedían ser su novia ¡Tenía 9 años, por todos los cielos!

Pero volviendo al tema, lo hacíamos cada tanto que teníamos tiempo para que los niños se pudieran animar. Lo mejor era que nadie me reconocía porque pocos de los chicos de mi edad se interesaban en otras personas que no fuesen ellos mismos, o al menos eso pensaba antes de ver a Malia Smith, en la puerta de la habitación donde mi hermana y yo estábamos quitándonos los trajes de payasos mientras ella nos tomó una fotografía al parecer.

Mortuus Ante VictusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora