Capítulo 1

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Malia

Los padres dicen que las películas donde los adolescentes o adultos hacen fiestas descontroladas o alguna tontería no sirven para nada y que solamente son idioteces que algún tipo trata de hacer ver como una broma cuando en realidad refleja la ineptitud y estupidez humana, o al menos eso es lo que ellos dicen.

Sin embargo no tienen ni idea de las veces que esas películas te pueden salvar la vida, por ejemplo en este momento donde estoy con una resaca del demonio por todo el alcohol que estuvo en mi sistema hasta hace pocas horas y ahora solamente me deja con un dolor de cabeza que me hace desear la muerte. Todo eso mientras veo como varios chicos y chicas limpian mi casa después de haber hecho una increíble fiesta anoche.

–Vamos chicos muevan esos culos como lo hicieron ayer en mi césped para copular como animales ¡Si, me refiero a ti Steven que vi como lo hiciste encima de las rosas de mi madre! –Digo haciendo que todos empiecen a reír- Yo que tu Laura, ni me rio que desde la sala y con la música a todo volumen se escuchaban tus gritos, la ha de tener grande con el que te metiste para que te hiciera gritar así, me pasas el contacto después.

Veo como ambos se avergüenzan fuertemente y sinceramente me duele tener que gritar sus intimidades enfrente de un montón de chismosos pero ambos idiotas rompieron dos de las cinco únicas reglas que tengo cada vez que hago una fiesta en casa.

1) No toquen el jardín de mi madre y mucho menos sus rosas.

2) No toquen la vitrina de trofeos.

3) No se metan en la habitación de mis padres y mucho menos en la mía para hacer sus cochinadas.

4) No toquen los autos de mi padre.

5) En su vida toquen a mi perrita Clare.

Esa última es de oro y si alguien le hace algo soy capaz de cometer asesinato, nadie toca a mí linda enana.

Pero volviendo al tema, ya deben imaginarse las reglas que rompieron y pues por mucho que sé que uno no piensa bien con unos cuantos tragos encima, no puedo ser flexible con que destruyan mi casa ya que si mis padres se enteraran estoy segura que me castigarían a pesar de que ellos sean unas personas muy calmados y tolerantes.

Sinceramente también ayudaría pero me sigue doliendo hasta las uñas postizas que tengo, pero el dolor es interrumpido cuando veo como una mano me extiende una pastilla por lo que volteó para ver de quien venía ese gesto e inevitablemente no puedo evitar sonreír al ver a mi mejor amiga con su ceño fruncido mostrando su claro disgusto.

–Mi bella Amaya, en verdad eres mi salvadora. –Le agradezco tomando la pastilla y haciendo que baje con el café-

La chica a mi lado se llama Amaya Dael Hekate Chandler y si, puede a que parece un trabalenguas su nombre si le dices eso a ella asegúrate de comprar un seguro de vida antes.

Amaya es una chica de estatura promedio para nuestra edad, cabello negro que le llega por encima de los hombros, rasgos asiáticos con la piel pálida lo que la hace ver más guapa, una nariz perfectamente perfilada y lo más lindo de ella, sus hermosos ojos que son una mezcla de verde musgo con café oscuro.

Mi amiga es muy hermosa a pesar que no usa ni una gota de maquillaje y tendría a muchos chicos detrás de ella o más bien, los que están detrás de ella serían valientes de invitarla a salir de no ser porque manda a todos al diablo.

–Sigues haciendo que me sorprenda por las fiestas que haces, cuando entre por el patio de atrás vi una maldita motocicleta en la piscina ¿Cómo diablos termino esa cosa ahí? –Me pregunta desconcertada pero también divertida-

-Yo solamente me encojo de hombros mientras siento la calidez de mi café que me hace sentir más viva de lo que estaba cuando desperté –Retaron a Raúl a que su moto no era capaz de cruzar una piscina de un salto, así que una cosa llevo a otra y pues ya viste el resultado. –Le resumo lo que pasó anoche-

Mortuus Ante VictusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora