Capítulo 2

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Isaac

Según la ley de Murphy «Si algo malo puede pasar, pasará » siempre creí que era algo pesimista para una ley que se basaba en "ciencia" pero al parecer la vida me acaba de demostrar que como siempre soy su perra para demostrármelo.

Desde el momento en el que vi como Smith estaba en esa fiesta supe que nada estaría bien.

Por eso hice lo que pude para que no me reconociera, incluso trate de mantenerme lejos de ella lo más que pudiera, no quería tenerla cerca y arriesgarme a que me reconociera porque aunque sabía que en ningún momento vio mi cara, con mi suerte seguramente iba a darse cuenta o tal vez solo era mi paranoia.

Sin embargo mientras me movía entre los invitados una conversación llamó mi atención, un chico que en algún momento vi por los pasillos de nuestro instituto, al parecer le pidió favor a uno de los demás meseros que le enviara una copa a la chica del vestido rojo y de inmediato la imagen de Smith apareció en mi cabeza, la verdad estaba dispuesto a irme ya que no era sorpresa que los chicos de mi edad piensen con la cabeza que tienen entre las piernas y también porque no era mi asunto.
Pero al parecer ni el destino, Dios o como lo llamen está de mi lado de nuevo porque al ver de reojo como le ponía algo a la bebida definitivamente no había que ser un genio para entender su intención.

Me aleje de ellos antes de que se dieran cuenta de mi presencia durante su interacción, sabía que varias personas hacen cualquier cosa por un poco de dinero y yo no soy la excepción, pero acaso ese mesero no se siente mal de lo que puede causarle a esa chica por los deseos lujuriosos de un idiota?

Niego ante mis pensamientos, ese no era mi problema, me repetí por varios segundos tratando de hacer entrar a mi mente y cuerpo en razón.

Más sin embargo mi vista se posa en cierta persona en la habitación, la mujer que ayudo al dueño del edificio a planear toda esta porquería de fiesta y la que me recomendó como mesero, la mujer de vestido negro que hacía resaltar su figura y se llevaba la mayoría de ojos por el lugar, la persona que le debo no solo mi trabajo en la cafetería, sino que otras cosas de las que ella me ha ayudado sin pedirme nada a cambio.

Cassie Montenegro

Por lo que maldiciéndome internamente porque si algo malo pasa, todo esto se sabrá y le echaran la culpa al viejo dueño de este lugar, que luego le echara la culpa a mi tía por contratar a meseros que hacen estas cosas y sinceramente prefiero evitar que ella corra con un escándalo de esa magnitud.

Así que cuando me decidí finalmente, ni siquiera termine de salir de mis pensamientos cuando estaba tocando el hombro de Smith para llamar su atención.

Veo que mi cuerpo aún sigue siendo más rápido que mi mente algunas veces.

Cuando se voltea un momento soy capaz de detallar su rostro de mejor forma, y de verdad es linda eso hasta alguien como yo se da cuenta de ello, pero nada que haga que haga reacción en mi ser.

Intercambió un par de palabras con ella verificando si estaba bien mientras veía como mi compañero al verme con el objetivo del chico, le mando una mirada de advertencia que lo hace darse vuelta a la cocina por lo que así puedo estar más tranquilo, así que regreso mi vista a la chica pero empieza a incomodarme como me mira, así que simplemente me despido de ella.

¿Quién creen que se ganaría el premio al idiota del año?

Por supuesto que yo, al ver como esa idiota hizo que en menos de cinco minutos me despidieran y no me pagaran por el trabajo que hice durante la noche, sino que seguramente metí en problemas a la señora Montenegro.

Estaba bromeando cuando imaginaba que me reconocería, pero al ver como lo decía con tanta seguridad y enojo en su voz haciendo que incluso tirara la copa de vino en mi camisa.

Mortuus Ante VictusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora