Capitulo 4

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Durante las semanas siguientes Namor había ayudado mucho a Anna y no es que él fuera un experto en el tema, pero le había mostrado que confiaba en ella y en sus habilidades por lo que la chica comenzó a abrirse cada vez más, ahora podía mover con total facilidad una parte del lago que se formaba cerca de ahí e incluso podía abrirlo por la mitad o encerrarlo todo en una burbuja, y el no podía estar más orgulloso de ella. 

Uno de aquellos días Anna practicaba como siempre parada sobre las rocas mientras saltaba de una a otra y hacía que el agua la alcanzara, de pronto Namor vio como uno de sus pies se doblaba y provocaba que la chica perdiera el equilibrio pero antes de que pudiera caer el voló y la atrapó, sintió como su espalda chocaba con su pecho y su mano sujetaba firmemente la de él, Anna se sorprendió pero al ver que había sido él quien la había atrapado sonrió

-¿Es una costumbre tuya caer sobre dioses mayas?- dijo divertido el hombre y la chica se sonrojo -Solo si eres tú el que me va a atrapar- ahora era el mayor quien se encontraba sonrojado, y más porque sus manos seguían unidas, el comenzó a acariciarla era tan suave pero de pronto sintió algo duro, como algo de metal, bajo la mirada y vio que la chica traía un anillo en la mano derecha, él había pasado tanto tiempo con ella y no lo había notado

 -¿Y esto preguntó haciendo alusión al anillo?- la chica sonrió y dijo -Era de mi padre, él me lo dio antes de irse- 

El mayor se sorprendió, eso no me lo habías dicho, la chica rio -Bueno es que te acababa de conocer y aparte me secuestraste así que creo que tenía el derecho de guardarme algunas cosas, el mayor asintió -Tienes razón-  la chica se quitó su anillo y se lo mostró, Namor lo tomó en sus manos, era completamente dorado y al ver en sus interior miro las iniciales C y M 

-¿Vas a decirme sus nombres?-  la chica negó  - No, con que sepas que mis padres son Laura y Clint está más que bien-  El asintió, de una forma entendía su decisión, mientras el seguía admirando la sortija, la chica preguntó  -¿Eres feliz siendo el Rey de Talokan?-  Namor no sabía a qué venía es pregunta por lo que se limitó a decir  -No soy su Rey, yo no les impongo, simplemente soy su guía, los ayudó a que la comunidad se mantenga en pie, los protejo- 

 La chica lo miro  -Pero a ti nunca nadie te preguntó si querías cargar con todo ese peso sobre ti, simplemente naciste y todo ya estaba acordado-  

Namor comenzaba a entender por donde iba el rumbo de esta conversación  -Lo hago porque aunque es mi deber, yo soy feliz manteniendo a mi pueblo, porque ellos un día protegieron y ayudaron a mi madre-  Anna asintió  

-Creo que te entiendo, pero sabes mi papá me enseñó el arte de usar el arco desde que me encontró así que se supone que yo siga su legado eso es lo que todos esperan, aparte tengo este don o maldición como sea que muchos le llamen y debo de hacer algo con él, una parte de mi me dice que me una a ellos y use mis habilidades para ayudar a los demás, pero mi papá me dice que deje de lado todo eso y que piense en mi, en lo que quiero, pero... ¿cómo se supone que lo sepa?-  

Anna estaba algo preocupada y Namor lo noto así que tomo su mano y le colocó nuevamente su anillo pero esta vez lo puso en el dedo anular, pero antes de que la chica hablara él le dijo  -No tienes porque preocuparte por lo que la gente quiere o no que hagas, solo debes pensar que aún eres joven y tienes el mundo en la palma de tu mano y será tu deber el ir a enfrentarlo o solo sentarte y seguir siendo la hija de Clint Barton, no toda la vida podrás ser la "pequeña halcón" debes abrir tus alas y volar lejos del nido, descubrir el mundo a través de tus propios ojos- 

Anna lo miró y Namor le ofreció una cálida sonrisa  -Gracias... K'ukulcan-  dijo mientras colocaba su cabeza sobre el hombro del mayor y él la rodeaba con su brazo, estaban en una atmósfera tan cálida, lo noche comenzó a llegar y mientras tanto ambos habían pasado la tarde juntos, entre risas y una que otra confesión pero pronto la brisa comenzó a enfriar y Namor noto que la chica sentía frío así que se quitó su chal y se lo colocó, la chica lo agradeció y además de eso encendido una fogata, el se sentó y la invitó a sentarse, así que se ella se acercó y se coloco a su lado, el nuevamente la rodeó con su brazo y ella se recargo en él, estaban en silencio pero no era incómodo, mas bien era como estar en una zona segura, su zona segura.

Namor pronto sintió que la respiración de Anna se había hecho más lenta, bajo su mirada y pudo comprobarlo, ella se había dormido, no quería despertarla así que la tomó entre sus brazos y la cargó de regreso a la cueva, dejándola con suavidad sobre su cama, al verla dormir confirmó lo que tanto había temido admitir, el tenía fuertes sentimientos por la joven Barton lo cual nunca estuvo en sus planes, ella lo hacía sentir tan bien, pero él le había arrebatado su libertad así que sabía que era egoísta pensar que ella podría llegar a elegirlo, la miró nuevamente y dirigió su mirada hacia sus labios, sin querer los rozó con la punta de sus dedos, eran tan suaves y aunque deseaba posar sus labios sobre los de ella sabía que eso estaba mal así que solo le dio un pequeño beso en la frente  -Descansa mi pequeño halcón, abre tus alas y vuela lejos aunque eso signifique que jamás seas mía- 


Nota: Bueno he aquí un nuevo capitulo, una disculpa por la demora, es que tenia varios pendientes de la escuela pero ya están solucionados así que comenzare a actualizar mas seguido, espero le este gustando la historia :)

Un flechazo en el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora