Prólogo

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Era una tarde lluviosa en Paldea. A las afueras de ciudad meseta, una espeon shiny se refugia en una cueva. Ha vuelto justo a tiempo. Por poco se moja todo lo que había recogido en un valle no muy lejano, cosas simples, pero necesarias.

Se llamaba Lira, un nombre bastante bonito, y era muy linda y simpática, pero no dejaba de ser una espeon normal. Simplemente era shiny, pero algo muy importante residía en ella. Tenía un pasado oscuro y había tenido que abandonar su casa, pero no se lo había dicho a nadie. Desapareció un día, sin más.

No muy lejos, un trío de pokemons juegan en el campo. Parecen divertirse mucho. Son un quaxly, un fuecoco y un sprigatito. No son hermanos, pero nacieron a la vez, y se tratan como tal. Se lo están pasando bien, pero el pequeño sprigatito está preocupado interiormente. 

Sólo les quedaba un día en "libertad" ya que al día siguiente el profesor los llevaría con sus respectivos dueños y futuros entrenadores. Pero no sabían si eran personas expertas o principiantes, si eran chico o chica, joven o mayor, como los tratarían a ellos y para que los usarían... y eso a sprigatito no le gustaba ni le parecía bien. El no quería que las cosas cambiasen, no quería ser dueño de nadie, solo quería seguir con sus medio hermanos tranquilamente en estado salvaje, o incluso seguir con el profesor, le daba igual.

Esa noche, el pobre pokemon no consiguió conciliar el sueño. Estuvo pensando que podía hacer hasta que un rayo de luz iluminó su traviesa mente. Había una esperanza: fugarse esa noche. Pero a sus compañeros no les pareció bien. Ellos querían tener un dueño que les entrenase para volverlos fuertes. Y eso solo dejó una opción posible a sprigatito: fugarse el solo.

...

A la mañana siguiente, la espeon despertó con un bostezo. Se había quedado dormida dentro de su cómodo refugio, tumbada sobre un lecho de musgo. Recordó algo, y sus ojos tomaron un color y brillo peculiar. Llevaba allí casi tres meses, y era un buen sitio, había tenido suerte de encontrar una cueva de la nada mientras paseaba.

Pero ella sentía que ya era hora de irse, de buscar un lugar mejor. Pensando en qué dirección debía ir, escuchó un maullido afuera. No sabía que podía ser, pero un pokemon sí, seguro. Decidió salir a explorar. Allí encontró un pequeño Sprigatito, algo perdido y desolado, maullando con el propósito de que alguien, algo, le oyese. 

-¿necesitas ayuda?- le preguntó Lira cuando llegó hasta donde se encontraba aquella pequeña criatura. 

El sprigatito la observó con temor en su mirada. Lo primero que pensó fue que tenía que atacarla, pero, ¿cómo? no sabía que pokemon era. "No se que pokemon es. Al ser verde, como yo, puede que sea de tipo planta. Mejor no usar ese tipo de ataques. La arañaré simplemente, y saldré corriendo." pensó. pero algo le hizo cambiar de parecer. La espeon se sentó levemente y le miró tiernamente, y de forma telepática, le dijo "no te preocupes. te puedes fiar de mí."

Sprigatito no sabía que hacer. 

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