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Era el día. Sí, el "día" en el que Lira conseguirá su misterioso objetivo y sprigatito podrá huir de aquel destino que quiere evitar. El problema es ¿cómo hacerlo? si no saben nada de las afueras de Paldea, eran dos pokemons normales sin nada para poder orientarse.

-Tengo una idea. Podemos empezar siguiendo un sendero o un río. Mientras sea el mismo tramo, no nos perderemos. ¿Qué te parece?- Preguntó Lira.-

-Vale! Aunque....te diré lo mismo a todo lo que me preguntes, yo soy un simple pokemon inexperto.....-

-No te preocupes. En cierto modo te entiendo.- Le dijo la espeon, y lo cierto es que era verdad. No siempre vivió en esa zona, así que por una parte, ella también era una novata.

Lira examinó mentalmente el área por unos segundos. Trató de usar su poder psíquico para ver si había una amenaza cerca, pero no sintió nada, así que podía significar que no había peligro o que sus poderes no servían para eso. Decidió rápidamente que caminar por sendero era mejor opción que seguir el curso del río.

-El sendero es la mejor opción. Los pokemons salvajes no se suelen acercar mucho a él. Si seguimos el río, es posible que algún pokemon con malas intenciones salga del agua y nos ataque. Sin duda, el sendero es lo más seguro.- Le dijo con la mirada perdida, pensando en otras opciones y en sus propias palabras.-

-Me parece bien, pero...por el sendero no pasarán muchos humanos? Quiero evitar encontrarme con entrenadores lo menos posible.- Preguntó con cierto temor, sin querer saber la respuesta.-

-Pues...no lo sé, la verdad. Lo cierto es que precisamente esta no es de las zonas más pobladas de Paldea. Tengo una idea. Si vemos un humano, huiremos rápidamente de él. Es imposible que nos vea. Con mis poderes psíquicos, puedo detectarlos a distancia.-

-¡Vale! muchas gracias, pero.....¿Poderes psíquicos? ¿que es eso?-

-Emmm....es difícil de explicar. Es un tipo de pokemon.-

-Vaya, parece que tengo mucho que aprender....-

-Me temo que sí- Le dijo Lira de forma simpática, cerrando la conversación.-

Los dos pokemon empezaron a avanzar. No iban rápido, pero tampoco se paraban mucho. Aunque los dos esbozaban una sonrisa, tenían sentimientos ocultos. Sprigatito andaba con miedo, sus pasos temblaban, no se imagina lo que pasaría si el profesor o un humano los encontrase. Lira tenía una sonrisa forzada, un tanto pícara, ya que ella sabía que podría encontrar un nuevo lugar para ella con un entrenador para seguir fortaleciéndose y librarse entonces de su acompañante como pueda.

Antes de que se dieran cuenta, el siguiente pueblo ya estaba cerca. Sprigatito no quería avanzar. Suplicó a la espeon que no siguiesen, que seguro que habría una cueva o refugio cerca. "Eso espero" pensó.

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Un nuevo hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora