kinä (siete)

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Neteyam se había levantado temprano para cazar y llevar un poco de pescado a casa para el desayuno. Todo iba bien, pero después de un rato se sintió extrañamente observado por alguien. Sabia exactamente quién era esa persona y no se equivocó. Ao'nung se encontraba a su lado, también buscando algunos peces. Tenía la misma mirada desafiante de siempre.

Quería irse rápidamente, se sentía incómodo con la mirada constante del heredero. Así que metió rápidamente el pescado a su canasta. Empezó a intentar levantarla con algo de dificultad, estaba un poco pesada, pero podía manejarlo.

—¿Necesitas ayuda?— Preguntó el heredero acercándose a Neteyam, dispuesto a ayudarlo a levantar la canasta.

—No, yo puedo solo.—  Miró a Ao'nung incrédulo, para luego levantar la canasta por su cuenta. —No necesito la ayuda de un heredero mimado, soy muy fuerte. — Dijo por último para luego alejarse del lugar.

Ao'nung miró sorprendido a Neteyam, nunca antes le había respondido así. Tal vez estaba teniendo un mal día o simplemente aun seguía demasiado enojado con él. Debía hacer algo para evitar que las cosas se pusieran aún peor entre ellos dos. Perder a Neteyam no era una opción para Ao'nung.

Ao'nung anteriormente había salido con un par de chicos y chicas, sin embargo nunca había sentido lo mismo que con Neteyam. Neteyam tenía una personalidad peligrosa, era un buen guerrero y también era muy fuerte. Definitivamente un chico como él no se encuentra en cualquier lugar.
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Lo'ak estaba haciendo sus actividades diarias hasta que vió a Ao'nung acercarse a el. En realidad, el omatikaya no sabía si tenía que correr o quedarse allí, pues no quería más problemas con él. Rápidamente decidió quedarse estático en su lugar, estaba asustado.

—Necesito hablar contigo, Lo'ak. — Le dijo Ao'nung. Lo'ak se sorprendió por las palabras del heredero, pero aún así aceptó.

—...Está bien. ¿Qué me quieres decir? — Tragó saliva con dificultad, se sentía nervioso por la presencia del mayor, ya que tenía miedo de ser molestado otra vez. Pero fue tomado por sorpresa por las siguientes acciones del metkayina.

Ao'nung se arrodilló ante Lo'ak — Lo siento por lastimarte ese día. Te puse en peligro y realmente me arrepiento.— Entrecerró sus ojos, pacientemente esperando una respuesta por parte de Lo'ak.

—Está bien. Acepto tus disculpas, Ao'nung, pero porfavor levántate del suelo.— Extendió su mano a Ao'nung para ayudarle a levantarse de la arena. Ambos se miraron por un rato hasta que Lo'ak decidió preguntar — ¿Por qué te disculpas así? Es por Neteyam, ¿verdad?—

Ao'nung lo miró sorprendido pero asintió con su cabeza. —Él me hizo recapacitar de mis acciones.— Afirmó.

—Eso no es cierto. Te gusta Neteyam, ¿no es así? Y... Sería realmente malo llevarte mal con tu futuro cuñado.— Lo'ak soltó una carcajada para luego apoyar su mano en el hombro del otro. —No sé qué vió mi hermano en tí, pero a él siempre le gustaron los imbéciles como tú.— Espera. ¿Había dicho "gustaron"? ¿Habían más aparte de el?

—Espera, ¿cómo que gustar? ¿Acaso Neteyam tuvo a otro chico como su pareja antes? — Su rostro demostraba preocupación, pero Lo'ak se rió aún más por su reacción.

—Ay, porfavor Ao'nung. Neteyam es un guerrero excelente, no me digas que no habías visto venir el hecho de que más gente se haya enamorado de él. Pero ya no te preocupes, tú también le gustas mucho a él. — Aquello tranquilizó un poco más al heredero,  pero aun seguía algo asustado. Tenía miedo de que Neteyam se alejara por completo de él y se fuera con otro metkayina.
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Neteyam se encontraba buscando a su hermanita Tuk, ya que había desaparecido hace unas horas atrás. Se supone que Kiri estaba cuidando de ella, pero la perdió de vista. Así que el omatikaya empezó a buscar por la orilla de la playa hasta que la encontró jugando con otra persona y se quedó un rato admirando la escena frente a él. Ao'nung levantó a Tuk por los aires para que la pequeña pudiera imaginar que estaba volando.

—¿Qué haces con mi hermana?— Se acercó hacia ellos y tomó la mano de su hermana. Se podía apreciar la preocupación de Neteyam en sus ojos.

—¡Estabamos jugando, Neteyam!— Dijo Tuk mientras sonreía. Neteyam soltó un suspiro de alivio, al menos Tuk estaba a salvo.

— Es cierto, estabamos jugando. Te lo prometo. — Sonrió mientras miraba a la menor con ternura. A Ao'nung siempre le habían agradado los niños, pensaba que eran seres muy felices y con almas muy puras, así que no le molestaba estar rodeado de ellos y jugar de vez en cuando.

— Me divertí muchísimo hoy, ¡gracias Ao'nung!—  La pequeña se acercó para abrazar al heredero metkayina.

—Yo también me divertí mucho. Ahora ve a tu tienda mientras yo hablo con tu hermano, ¿sí?— Acarició la mejilla de la pequeña para luego dejar un besito en su frente. Tuk hizo caso de inmediato y se despidió de los dos para luego irse a su hogar.

— Escuché que te disculpaste con Lo'ak. — Dijo inmediatamente Neteyam en cuanto vió que Tuk ya se encontraba lejos.

—Ah, sí. ¿Él te lo dijo?— Preguntó curioso.

—Sí, pero eso ya no importa. Simplemente me alegro de que puedas aceptar tus errores.— Neteyam le sonrió con dulzura, y aquello hizo que el corazón de Ao'nung se acelerara.

—Supongo.— Soltó una risa nerviosa para luego tomar la mano de Neteyam y arrodillarse frente a él. —Lamento los problemas que te causé a tí y a tu familia.— Dijo para luego besar la mano del omatikaya con delideza.

— Todo está bien, no te preocupes. — Ao'nung suspiró aliviando, ahora las cosas estarían mejor entre ellos. Lo único que no tenía que hacer de ahora en adelante era volverla a cagar.

Ao'nung se levantó de la arena y jaló el cuerpo de Neteyam hacia el suyo para abrazarlo estrechamente. El metkayina sintió sus ojos empezar a picar, había estado muy asustado por el constante pensamiento de haber lastimado a Neteyam.

Neteyam se sorprendió al escuchar los sollozos del heredero. —¿Qué sucede, cariño?— Acarició con suavidad el rostro de su pareja, buscando consolarlo.

— Es que... pensé que te perderia para siempre.— Dijo entre sollozos y rápidamente intentó limpiar las lágrimas que caían por sus mejillas.

— Ay, porfavor, Ao'nung. Eres como un bebé gigante. — Sonrió para el metkayina y lo ayudó a limpiar sus lágrimas. — Solo no tienes que ser un imbécil.—  Besó la frente de Ao'nung y tomó su mano, acariciándola.

—Te veo, Ao'nung.— Ambos juntaron sus frentes. Podían sentir la respiración del otro.

—Yo también te veo, Neteyam... — Susurró.
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𝐙𝐎𝐍𝐆𝐓𝐒𝐄𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora