mrr (cinco)

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Ao'nung había decidido jugarle una broma a Lo'ak, ya que se sentía despechado y un poco frustrado por las palabras de Neteyam de la noche anterior. Junto a sus amigos acordaron llevar a Lo'ak fuera del arrecife, donde claramente no tenían permitido estar sin un adulto y mucho menos llevar a alguien que no conoce el océano.

—Perdón por los golpes, si fueron mucho.— Se disculpó Lo'ak.

—No importa bro, yo también me pasé.— Les dió una mirada cómplice a sus amigos, para luego mirar a Lo'ak y preguntarle —¿Quieres venir con nosotros más allá del arrecife?—

—No estoy seguro, no conozco el océano como ustedes.— Dijo inseguro de la propuesta.

—No te preocupes, estarás con nosotros.— Ao'nung sonrió y Lo'ak asintió en respuesta. Y así fue como el grupo de jóvenes se adentró más al océano totalmente desconocido para el omatikaya.

Lo'ak estaba cazando a un pez con un arpón mientras los demás chicos estaban ocultos atrás de una roca, esperando que el omatikaya no se diera cuenta de la desaparición de los otros cuatro chicos y dejando a Lo'ak totalmente solo en un lugar que él no conocía.
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Ao'nung salió del agua y logró ver a Neteyam rodeado de varios niños. Estaban haciendo collares y coronas de flores con conchas de mar. Una de las niñas estaba trenzando y adornando el cabello del omatikaya. Ao'nung se acercó con curiosidad hacia los niños y tomó asiento junto a él. Neteyam lo miró con desagrado, pero no dijo nada para no formar un escándalo.

—¿Por qué no nos cuentas una historia como lo hace papá?—Preguntó Tuk, la hermana pequeña de Neteyam.

Este asiente con su cabeza y suspira, mirando a Ao'nung. — Les contaré la historia de un heredero caprichoso.—Sonrió mientras seguía mirando al otro. El metkayina abrió sus ojos sorprendido, entendiendo rápidamente la indirecta.

—No creo que el heredero sea tan malo...— Pensó Ao'nung para sí mismo y miró a Neteyam, ansioso por escuchar la historia que aparentemente él contaría.

—Este heredero tenía un amigo muy cercano, y a veces el heredero con sus otros amigos malos lastimaban a los hermanos de su amigo más cercano. ¿Ustedes creen que es eso correcto?— El metkayina lo miró incrédulo ante su relato, pero Neteyam se limitó a sonreírle con burla al joven sentado a su lado.

—¿Ustedes creen que si el heredero se disculpa con su amigo, este logre perdonarlo?—

—Yo creo que sí.— Respondió la niña que trenzaba el cabello de Neteyam. Aquella infante colocó flores amarillas, adornando el cabello del omatikaya, y una pequeña corona de conchas marinas para dar un toque final. Neteyam, ante los ojos del metkayina, era hermoso.

—Entonces, ¿creen que debería aceptar sus disculpas?— Dijo mirando a los niños con un puchero.

—¡Siií!— Afirmaron los niños, mirando a Neteyam con una sonrisa en sus labios. El omatikaya acarició el cabello de su hermana y le dijo que se fuera a jugar con los demás niños. Luego este se levantó de la arena y miró con desagrado a Ao'nung.

—¿Una disculpa, el heredero realmente merece que acepte su disculpa?— Frunció su ceño mientras miraba al metkayina.

—Yo creo que sí.— Dijo Ao'nung, pero Neteyam volteó sus ojos incrédulo y caminó hacia el bosque del arrecife, tomando su arco. El otro joven lo seguía un poco curioso, pues no había visto un arco hace mucho tiempo, ya que no eran comunes en su isla pues usaban lanzas como armas, pero casi nunca arcos.

—Deja de seguirme, Skawng.— Le dijo Neteyam a Ao'nung mientras trepaba y caminaba por alguna de las grandes ramas de los árboles del bosque.

El metkayina no tenía mucha experiencia trepando árboles, y rápidamente se dió cuenta de que su cola y brazos eran inútiles a la hora de trepar. La delgada cola de los omatikaya les servía para mantener el equilibrio en las ramas, y el delgado cuerpo de Neteyam le ayudaba a ser más ligero para trepar y correr.

𝐙𝐎𝐍𝐆𝐓𝐒𝐄𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora