pukap (seis)

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Por suerte habían encontrado a Lo'ak y seguía vivo. Eso al menos era algo.

Ao'nung intentaba seguir con sus actividades diarias, sin embargo, se sentía observado constantemente. Era Neteyam, cuyos ojos podían perforar la piel de Ao'nung con tan solo una mirada. Aquello hizo trizas el corazón del heredero, ya que este aún lo seguía queriendo con fervor.

-Quédate tranquilo, Ao'nung. Neteyam te ama demasiado, te perdonará después de un tiempo.- Le habló Tsireya. Su voz sonaba suave y reconfortante para su dolido corazón.
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Durante toda la mañana ambos jóvenes estuvieron ocupados. A veces Ao'nung intentaba acercarse a Neteyam, pero este se alejaba rápidamente. Lo estaba evitando. Y así continuo por toda una semana, hasta que un día el metkayina se cansó y fue a buscarlo a su tienda. Neteyam se encontraba jugando con Tuk, y a su lado estaba Kiri tomando una siesta.

El omatikaya se dio cuenta de la presencia de Ao'nung. Volteó sus ojos desinteresado, y preguntó.

-¿Qué haces aquí, Ao'nung? ¿Estás perdido?-

-No, venía a hablar contigo.- Tragó saliva, incómodo por la situación.

-...Está bien. Hablemos, si eso es lo que quieres.- Se levantó y tomó su arco, saliendo de la tienda -Kiri, lleva a Tuk a jugar a la orilla del mar y dile a mamá que salí a cazar.-

Kiri asintió con su cabeza, pero en su rostro se podía notar la preocupación que sentía.- Sí, como tú digas.- Afirmó.

Neteyam tomó la mano Ao'nung y lo arrastró hasta la orilla del mar, para así finalmente quedarse a solas.

-Dime qué es lo que tanto me quieres decir, pensé que ya habíamos dejado las cosas claras.- Dijo soltando su arco en la arena, para luego cruzar sus brazos y mirar atentamente el joven que tenía al frente.

-Quiero disculparme contigo por lo sucedido. - Habló finalmente Ao'nung.

-¿Conmigo? Yo no soy a quien intentaste matar el otro día. -

-Lo sé. Aún así también te debo una disculpa, se que fuiste duramente castigado ese día.- Ao'nung se acercó lentamente hacia el chico, intentando acortar la distancia entre ambos. Pero Neteyam lo empujó para atrás, sacando su daga en sentido de amenaza.

-Un paso más y te rebano el cuello...- Siseó mostrando sus colmillos hacia el metkayina.

Ao'nung se veía frustrado, pero no dijo nada al respecto. Se merecía ese trato. Luego Neteyam guardó su daga y se tranquilizó.

-Me gustas, Ao'nung. Eres fuerte y audaz, pero estúpido. Como un niño ignorante, lastimas a todos a tu alrededor pensado que es divertido.- Neteyam suspiró frustrado y continuó -Si no logras madurar no seré tu pareja, y mucho menos el tsahik de tu pueblo.-

Él podía ver la decepción de Neteyam en sus ojos, en cómo dijo aquellas palabras con tanta lástima. Era obvio que estaría molesto con él por su comportamiento, y Ao'nung haría lo que fuera por recuperar a Neteyam, aunque sabía que eso llevaría tiempo.

-Te prometo que cambiaré y así podré tener el honor de ser tu pareja.-

-Eso espero, Ao'nung. No me decepciones esta vez.- Le respondió Neteyam, acariciando el rostro de Ao'nung con una mirada de compasión y esperanza en que él pudiera cambiar para mejor.

El corazón de Ao'nung se estremeció y empezó a latir desesperadamente por el profundo miedo de perder a su amante. Ahí fue cuando se dió cuenta de que sus bromas habían llegado demasiado lejos, y de que debía reparar su error y así ganar el perdón de Neteyam.

𝐙𝐎𝐍𝐆𝐓𝐒𝐄𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora