𝐙𝐎𝐍𝐆𝐓𝐒𝐄𝐍𝐆

vosíng ( doce)

Neteyam arrastró con ayuda de Lo'ak el cuerpo de Ao'nung hasta la orilla, donde finalmente se encargó de cargarlo en sus brazos hasta el marui de la tsahik Ronal, en donde estaba atendiendo a los heridos. Lo'ak lo ayudó a abrir las cortinas. Ronal estaba poniéndole una loción a un hombre en su pierna herida hasta que escuchó unos sollozos y se volteó para mirar de quien provenían. Era su hijo en mano de uno de los niños Sully. Se acercó rápidamente, examinando el cuerpo de su hijo y se espantó al ver la profunda herida de bala en su abdomen.

- ¡Ponlo aquí, rápido! - Neteyam obedeció y acomodó el cuerpo del joven metkayina con cuidado sobre el piso.

- ¿¡Qué fue lo que le hicistes!?- Regañó la mayor. Sabía que su hijo se había estado comportando extraño debido al chico mayor de Jake Sully, pero nunca pensó que su hijo sería herido por culpa de él.

- É-el fue a salvarme y yo solo- Yo no pude protegerlo... - El omatikaya bajó su mirada avergonzado ante la estricta expresión de la tsahik, pero la mujer solo se limitó a asentir.

- Salgan todos, ¡ahora! - Gritó la tsahik mientras intentaba apartar a los demás del cuerpo de su hijo herido. Las personas que no estaban heridas salieron rápidamente del lugar, acatando su orden. Neteyam no fue la excepción, salió tambaleándose de un lado a otro, aún sin poder creer lo que estaba pasando. Su pareja estaba herida por su culpa. Ao'nung nunca debió salvarlo. Tal vez todo hubiera sido mejor si Neteyam hubiese recibido esa bala.

Neteyam se hizo bolita en el porche del marui, esperando a que la tsahik Ronal le dijera algo o le hiciera saber que Ao'nung estaba bien, como mínimo. Los sucesos pasaban como fotografías por su cabeza.

Hasta que porfin algo hizo click en su cabeza. Debía matar a esos hombres, o de lo contrario las heridas de Ao'nung habrían sido en vano. Rápidamente se equipó con su fajin y su visor para volar.

Se quedó mirando el mar unos segundos antes de soltar un silbido y llamar a su ikran. El animal rápidamente respondió a su llamado y llegó volando hasta la orilla de la playa. Neteyam tomó su arco con cuidado y se preparó para montar a la enorme criatura. Pero podía escuchar las súplicas de su hermana Tuk a lo lejos, llamándolo con total desespero.

- No te vayas, Neteyam. ¡Porfavor quédate! - Suplicó la pequeña con lágrimas en sus ojos. Era demasiado joven para entender su horrible dolor.

-No, Tuk. Tú regresa y quédate junto a Ao'nung y Ronal. Yo tengo algo que hacer. - Le ordenó con frialdad mientras acariciaba con dulzura el cuello de su ikran, para luego emprender el vuelo en el animal. Sentía la fría brisa sobre su rostro secando sus lágrimas, era como una bocanda de aire fresco que aliviaba su roto corazón.

A lo lejos vió a un par de hombres. Estaban intentando cazar a un tulkum. Rápidamente empuñó su arma y se inclinó un poco para luego soltar una de sus flechas. El arma cayó justamente en el dueño del bote, atravesando su pecho.

El dulce Neteyam había quedado atrás. Se había convertido en una bestia hambrienta de venganza que haría lo que fuera para matar a todos los que hirieron a su familia.

[...]

Ao'nung abrió sus ojos con lentitud, su cuerpo pesaba y se sentía desorientado. Pensó un poco y luego recordó. Neteyam,¿dónde estaba? Buscó con la mirada al joven en toda la habitación, pero no había ningún rastro de él. Su respiración empezó a agitarse por los nervios, pero luego divisó la figura de su madre entrando al marui con algunas hierbas en un cuenco de madera.

-Neteyam... ¿Dónde está Neteyam?- Ao'nung se intentó levantar pero sintió una punzada en el lado izquierdo de su abdomen.

- No te levantes. - Ronal empujó un poco el cuerpo de su hijo para que se volviera a recostar. - Él se fue en su ikran, no sé si volverá.-