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Fue un tirón y un apretón juguetón que dejó el halo alrededor de los pezones de un tono más oscuro de un rosa lleno de excitación. Entonces la lengua de Lisa hizo el resto del trabajo para volver loca a Jennie.

— Lisa... — soltó la chica casi sin aliento, observando cómo su novia le chupaba los pezones con retraso, lamiendo la piel circundante aquí y allá. — ¡Ah, Lisa!

Aunque se sentía enardecida por la erección en su interior, anhelando también la atención en todos los sentidos, Lisa realmente quería dar placer a su novia, verla retorcerse en la cama y correrse en su boca una, dos, tres, cuatro o cinco veces como solía ocurrir hasta el punto de que los vecinos escuchaban los gemidos de la pasión. Así que abandonó a duras penas los pechos de Jennie, robándole un beso a la chica, que gimió al sentir las nalgas de Lisa en esas bragas de encaje ondeando en su ardiente intimidad en su deseo de que su novia tomara algo de acción con los dedos, la boca y la lengua.

— No podemos hacer mucho ruido hoy — advirtió Lisa sonriendo, con una mano ya en camino de hurgar en las bragas de Jennie y arrancarle un gemido al tener por fin a su novia acariciando su vagina humedecida por el deseo. — Los chicos de al lado están en semana de exámenes.

— Va a ser un poco difícil no gemir tu nombre si... ¡ah! Sigue haciéndolo — susurró Jennie con picardía antes de que el dedo de Lisa le masajease el clítoris.

— Y no sabes cuánto me gusta oírte gemir mi nombre, Jendeuk.

— ¡Lili! — soltó la otra en voz alta, tapándose la boca poco después. Lisa rió suavemente, yendo a besar a su novia mientras mantenía su mano dentro de sus bragas, frotando sus dedos por toda su intimidad.

Lips | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora