Desde que el fútbol para 𝗣𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗚𝗮𝘃𝗶 se convirtió en una constelación de posibilidades, su vida se convirtió en un espectáculo cautivador para los insaciables ojos de la prensa; y los amateurs embelesados, con la intención de conocerlo más...
Estaba paralizada en el estadio cuando sentía que no podía respirar más con latidos que se hicieron agudos.
En ese instante hice un silencio casi ininterrumpido para darme el tiempo de memorizar cada detalle con una mano en el corazón. Para no permitirme olvidar lo que mis ojos estaban apreciando a una distancia corta del campo de fútbol.
"¡Qué lindo que es volver a verte Argentina!"
Me situaba en Qatar, el innovador Estadio 974 localizado en West Bay a orillas del Golfo Pérsico. Para ser más explícita, estaba en el estadio hecho con contenedores reciclados.
Pleno mundial y mi primero en el que estaba sola con mi hermana. Puesto que, siempre había estado acostumbrada a viajar con mi familia.
—¿Nadia, ya viste los íconos femeninos que estarán en la transmisión?—Retorné al segundo que sentí la voz emocionada de mi hermana Astrid.
—Sí, Lerena, Del Carril, Previtera...—Me detuve al notar que mis palabras se escaparon por inercia—Creo que así era, ya lo olvidé—suspiré con una sonrisa y Astrid hizo un ademán tierno.
—No es cierto, te vi ayer investigando quiénes estarían—hizo una mirada curiosa.
Me sonrojé y puse mis manos detrás de la espalda moviéndome de lado manteniendo mi eje.
