𝟬𝟯 | El 30 y yo

8.7K 210 22
                                    

Nadia's Version

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nadia's Version

Ha habido algo que alterarara la química de mi cerebro? ¿Efectos colaterales? ¿Estar en caída libre?
No lo había pensado, fue simple, todo estaba avanzando pausadamente. Inclusive el momento en el que quería aventarme del piso, sin decir nada como una película muda, a la ligera. ¿Todo por qué? Por él.

Tenía que ser.

—¿Nadia y Gavi?—Pude escuchar a Lidia estupefacta del otro lado hablando bajito.

—Nadia. Que va ¿Qué estás haciendo?—Edén se acercó al balcón y entonaron en burla al notar mis brazos extendidos y ojos cerrados a un paso del borde.

—Estoy decidiendo en el caso de que salte, si no es ahora tal vez después. Creo que en un rato lo sabremos.— sonreí y les di una señal de confianza levantando mis hombros sin más.

—¿Esto es por que...?— Edén alargó las palabras todavía sin comprender con exactitud de que iba todo, entretanto Lidia alborozaba.

—Miren... Si no muero ahora será porque me desconectaron un marcapasos que acabó con mi vida después de tantos intentos de tener que hacer más llevadero un solo hecho.

—¿Cuál hecho?

—Va a estar ahí de todos modos... ese... como se llame. —dije inútilmente exigiendo olvidarlo.

—Pablo Gavi. —enunciaron con unanimidad y una mueca realzó mi intolerancia.

¿Pablo? El próximo nombre del amor de mi vida.

Reí para mi misma, con mis pensamientos.

—Que va, solo tienes que ser maja, sin hablarle. Además ¿si te pasa esto ahora, qué será más adelante?— Lidia sugirió como si tuviera remedio. Buen punto estaba exagerando.

—¿Y no te parece mono?—Edén, me recordó a Aitana cuando adicionó ese término.

—¿Está es la parte donde se me iluminan los ojos?—dirigí el paso a la sala de estar y ellas me siguieron.

—¿Y qué harás? Puedes ignorarlo y ya está.

—¿Hablando en plata, es que tan mal te tratará después de cómo se conocieron?— Edén me hizo cuestionarme lo que venía pensando.

—¿Saben qué? Tal vez solo empezamos con el pie izquierdo.— en un esfuerzo por sonar optimista decidí sobrellevarlo—No fui yo misma en ese entonces y quizás él tampoco. Lo que mal empieza bien termina— convalidé la frase, obviamente reestructurándola a la situación.

—Creo que así no es como...

—Me parece perfecto.— Lidia hizo un ademán como si fuese una solución ser paciente por ahora.

𝐋𝐎𝐕𝐈𝐍𝐆 𝐇𝐈𝐌 𝐖𝐀𝐒 𝐑𝐄𝐃 | 𝑃𝑎𝑏𝑙𝑜 𝐺𝑎𝑣𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora