El fantasma de Axel

Prólogo

Oscuridad. Era todo lo que percibía. Oscuridad constante y un dolor latente en... todas partes. Abrió los ojos lentamente y su visión se volvió nítida en pocos segundos.

No recordaba nada y quizá por eso lo observaba todo al detalle. Se había dado cuenta de que estaba en un auto, con el cristal totalmente destrozado, cuando sintió una fuerte punzada de dolor en su cabeza.

«Auch» pensó y se llevó la mano a la zona dolorida de la frente. Sentía un líquido caliente bajando por un lado de su cara y había notado que era espeso y de color carmesí. De la nada, dejó de sentir dolor. Una sensación extraña le recorrió el cuerpo. Un escalofrío, seguido por un abrazo helado y la sensación de que una parte de su cuerpo era arrancada. No le dolió, en cambio, recordó un nombre, su nombre. Y se dio cuenta de que estaba en su auto.

Se levantó del asiento del conductor y salió a la calle. Sentía confusión y se dio la vuelta para examinar el auto desde fuera al notar que no había abierto la puerta para salir de él. Una sensación de terror absuluto sustituyó la del frío. Se vio, con la cara apoyada contra el volante y goteando sangre de la cabeza. Los ojos del cuerpo dentro del auto estaban cerrados, pero podía verlo todo desde fuera. Sintió que el aire abandonaba sus pulmones y que se desmayaría allí mismo.

Comenzó a escuchar los murmullos de las personas arremolinadas a su alrededor.

— ¿Qué ha pasado? — susurraba algunos.

— Un accidente — respondían otros.

— ¡Que alguien haga algo! — gritó con desespero a las personas, abriendo los brazos.

Nadie parecía fijarse en que estaba ahí. Un hombre sacó su teléfono y comenzó a pulsar algo en la pantalla. Se alegró tanto de que alguien fuera a ayudar que corrió hacia el hombre. Se quedó de piedra de repente, cuando el hombre pasó a través de su cuerpo sin chocarlo.

«He muerto» se dijo y comenzó a correr. Quería huir de la situación y pretender que no había pasado nada. Pero no podía; había muerto. Sabía que era imposible volver a la vida luego de abandonarla.

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Enero, 2023